Buenas noches, amigos. Hoy he estado leyendo un libro muy
interesante que me prestó una buena amiga sobre la alimentación en tiempos de los faraones. En este artículo os dejo algunos de los interesantes datos que podemos leer en él.
La comida en el antiguo Egipto
A menudo se suele caer en el error de pensar que el pueblo egipcio estaba obsesionado con la muerte. Sin embargo, en las propias tumbas se nos presenta con hermosas pinturas de vivos colores la vida misma: vemos al propietario de la tumba cazando o pescando en el Nilo, o asistiendo a banquetes en los que se come y se bebe, a veces en exceso. Es decir, los egipcios realmente estaban obsesionados con la vida. De ahí que para ellos, una vez pasado el difícil paso de esta vida a la otra, se encontraran con una inmortalidad que consistía en vivir exactamente igual, y en el mismo lugar, que en la vida terrena. Una de las muchas actividades que se llevarían a cabo en la Vida eterna, sería la de comer y beber. De ahí la necesidad de representar en sus moradas de eternidad (o tumbas) toda clase de alimentos, que sirven de información a los historiadores para saber qué comían, aunque no se hayan encontrado recetas propiamente dichas.
Tenemos, por un lado, representaciones
figurativas, esculpidas o pintadas en las capillas funerarias de todas las
épocas de la civilización faraónica. El difunto suele aparecer representado
ante una mesa repleta de ofrendas consistentes en alimentos, para que pueda
seguir deleitándose con los manjares de la tierra de Egipto en la vida eterna.
Entre estos manjares tenemos carnes, distintas clases de panes, aceite y
bebidas.
Por otro lado, gracias al clima
seco egipcio, se han conservado alimentos en varias tumbas, como la
famosa del rey Tutankhamón, entre los que se encontraba el mismo tipo de
productos que se solía representar en las paredes: cerveza, grandes jarras de vino,
granos, pastelillos con distintas formas, pescados, legumbres, ajos, frutas
como dátiles o uvas secas, carnes y todo tipo de panes.
Otra fuente de información son los textos (escritos religiosos, relatos, contabilidades, albaranes de entrega, etc.) sobre papiro u ostraka, o los restos de desperdicios hallados en los basureros de antiguas ciudades durante las excavaciones arqueológicas. Es así como se ha sabido que en ciudades como Amarna el cerdo era una de las carnes más consumidas. Finalmente, el análisis de las momias permite saber cuál había sido la última cena del difunto antes de morir (descubriéndose comidas tan singulares como un ratoncillo).
Pero una vez sabido esto, hay que tener en cuenta que la alimentación podía variar mucho entre un miembro de la nobleza y un humilde campesino. La carne, por ejemplo, pocas veces sería probada por estos últimos, debido a su precio.
La mesa del faraón
A menudo se suele caer en el error de pensar que el pueblo egipcio estaba obsesionado con la muerte. Sin embargo, en las propias tumbas se nos presenta con hermosas pinturas de vivos colores la vida misma: vemos al propietario de la tumba cazando o pescando en el Nilo, o asistiendo a banquetes en los que se come y se bebe, a veces en exceso. Es decir, los egipcios realmente estaban obsesionados con la vida. De ahí que para ellos, una vez pasado el difícil paso de esta vida a la otra, se encontraran con una inmortalidad que consistía en vivir exactamente igual, y en el mismo lugar, que en la vida terrena. Una de las muchas actividades que se llevarían a cabo en la Vida eterna, sería la de comer y beber. De ahí la necesidad de representar en sus moradas de eternidad (o tumbas) toda clase de alimentos, que sirven de información a los historiadores para saber qué comían, aunque no se hayan encontrado recetas propiamente dichas.
Alimentos en la tumba de Nakht |
Nakht y su esposa ante ofrendas alimenticias. |
Otra fuente de información son los textos (escritos religiosos, relatos, contabilidades, albaranes de entrega, etc.) sobre papiro u ostraka, o los restos de desperdicios hallados en los basureros de antiguas ciudades durante las excavaciones arqueológicas. Es así como se ha sabido que en ciudades como Amarna el cerdo era una de las carnes más consumidas. Finalmente, el análisis de las momias permite saber cuál había sido la última cena del difunto antes de morir (descubriéndose comidas tan singulares como un ratoncillo).
Pero una vez sabido esto, hay que tener en cuenta que la alimentación podía variar mucho entre un miembro de la nobleza y un humilde campesino. La carne, por ejemplo, pocas veces sería probada por estos últimos, debido a su precio.
La mesa del faraón
Sin duda, el mejor alimentado y
el que más productos tendría a su disposición sería el faraón, y también su
familia y cortesanos. Un elevado número de funcionarios estaba encargado de hacer
llegar cada día a palacio las provisiones necesarias para alimentar a sus
habitantes. Así, nos encontramos con panaderos, cerveceros, carniceros y
pasteleros al mando de una serie de responsables e intendentes encargados de
supervisar el aprovisionamiento. Entre estos alimentos se encuentran varios
tipos de pan, galletas, carnes como la de oca, palomo, codorniz, buey, ternera
o carnero, pescados variados, frutas como granadas, higos secos o pasas, miel y
leche, habas, lentejas, guisantes, calabazas, cilantro y vino o cerveza.
La mesa del campesino
El pueblo llano estaba formado en un 90% por campesinos que se dedicaban a cultivar la tierra y, por tanto, dependían totalmente de las crecidas del Nilo. En caso de ser escasas o excesivas podían llegar a pasar hambre.
Entre los productos consumidos por los campesinos y sus familias estaban principalmente el pan, en diferentes variedades, y la cerveza henequet, muy energética y que se elaboraba a lo largo del año en todos los hogares. Estos alimentos básicos eran utilizados incluso como sueldo en muchas ocasiones. A ellos se unían verduras y legumbres como cebollas, habas, lentejas, leche y queso y también varias clases de pescados del Nilo.
No obstante, con ocasión de las fiestas religiosas, los campesinos podían acceder a varios tipos de carne y bebidas más lujosas, redistribuidas por el poder entre la población.
Tabúes alimenticios
La religión imponía una serie de tabúes, que podían variar según los días del año y según la zona del país. En general estaba mal visto comer el animal en el cual podía encarnarse la divinidad principal de una determinada región del país y que podía ser desde una vaca, hasta una oveja o distintos tipos de aves o peces. Entre estos últimos destaca el pez oxirrinco, prohibido para los sacerdotes, por ser el animal que se tragó el falo de Osiris tras su desmembramiento por parte de Seth.
La cocina: sus dependencias y
utensilios
En los asentamientos urbanos se han encontrado con cierta frecuencia los utensilios usados por los egipcios para cocinar, tales como vajillas de barro, grandes ollas, lebrillos y escudillas o moldes para pan, de forma cónica o alargada; habría también seguramente elementos metálicos así como palillos, cuchillos de sílex, cucharas y espátulas de madera.
El lugar de la cocina varía según el caso:
La mesa del campesino
El pueblo llano estaba formado en un 90% por campesinos que se dedicaban a cultivar la tierra y, por tanto, dependían totalmente de las crecidas del Nilo. En caso de ser escasas o excesivas podían llegar a pasar hambre.
Entre los productos consumidos por los campesinos y sus familias estaban principalmente el pan, en diferentes variedades, y la cerveza henequet, muy energética y que se elaboraba a lo largo del año en todos los hogares. Estos alimentos básicos eran utilizados incluso como sueldo en muchas ocasiones. A ellos se unían verduras y legumbres como cebollas, habas, lentejas, leche y queso y también varias clases de pescados del Nilo.
No obstante, con ocasión de las fiestas religiosas, los campesinos podían acceder a varios tipos de carne y bebidas más lujosas, redistribuidas por el poder entre la población.
Campesinos. Tumba de Menna |
La religión imponía una serie de tabúes, que podían variar según los días del año y según la zona del país. En general estaba mal visto comer el animal en el cual podía encarnarse la divinidad principal de una determinada región del país y que podía ser desde una vaca, hasta una oveja o distintos tipos de aves o peces. Entre estos últimos destaca el pez oxirrinco, prohibido para los sacerdotes, por ser el animal que se tragó el falo de Osiris tras su desmembramiento por parte de Seth.
Pez oxirrinco. Egiptología.com |
En los asentamientos urbanos se han encontrado con cierta frecuencia los utensilios usados por los egipcios para cocinar, tales como vajillas de barro, grandes ollas, lebrillos y escudillas o moldes para pan, de forma cónica o alargada; habría también seguramente elementos metálicos así como palillos, cuchillos de sílex, cucharas y espátulas de madera.
El lugar de la cocina varía según el caso:
- Las grandes instituciones religiosas y los palacios del rey o de los altos funcionarios tendrían un espacio especializado para preparar los alimentos. Estos espacios lo componen principalmente cervecerías y panaderías.
- En las casas particulares se usarían pequeños patios adyacentes para preparar la comida, de preferencia al sur de las habitaciones para evitar ahumarlas, pues el viento dominante en Egipto sopla del norte. Los cocineros se protegían del sol mediante toldos o tejadillos, ya que cocinaban al aire libre. Las estructuras de estas cocinas eran modestas, se componían de pequeños conjuntos de hornos circulares de arcilla, cuya función esencial debía ser la de cocer el pan, pues cada familia producía diariamente su propio pan y cerveza. La parte trasera de la casa podía disponer de un espacio de almacenamiento para los silos que almacenaban el grano.
Los antiguos egipcios realizaban tres comidas al día: una por la mañana, antes de salir
a trabajar; otra al mediodía, y la última por la noche. Los hombres que
trabajaban en el campo se llevaban la comida para la hora del mediodía, y
solían comer a la sombra de un árbol.
La cena (mesyt) sería la comida mas importante del día, pues se comía en familia y, a veces, se recibían invitados.
La cena (mesyt) sería la comida mas importante del día, pues se comía en familia y, a veces, se recibían invitados.
Escena de banquete en la tumba de Nebamón. Egiptodreams.com |
Bibliografía:
TALLET, Pierre. (2002): Historia de la cocina faraónica. Ed. Zendrera Zariquiey. España, Barcelona.
TALLET, Pierre. (2002): Historia de la cocina faraónica. Ed. Zendrera Zariquiey. España, Barcelona.
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