domingo, 9 de mayo de 2021

Crítica de "La momia III: La tumba del emperador dragón"

Corría el verano de 1999 cuando fui al cine con mi familia a ver "La momia". Por entonces aún no había empezado mi "egiptomanía" -ya os he hablado de cómo comenzó aquí-, pero mi yo de diez años salió fascinada del cine y estuve días jugando a ser una princesa con la piel pintada de oro. 

Dos años después, esperé con ansias el estreno de la segunda parte, "El regreso de la momia", que, aunque no era tan buena como la primera, aún conservaba esa esencia que tanto me gustó. 

En 2008 se estrenó esta que hoy os voy a reseñar, dirigida por Rob Cohen, en lugar de Stephen Sommers. Nunca me entusiasmó, si os soy sincera, por dos principales razones: el cambio de escenario a China y que Rachel Weisz no repitiera como Evelyn. Sin embargo, era una peli más de una de mis sagas favoritas, así que fui a verla. 

No me gustó. De hecho, no la había vuelto a ver hasta ayer (incluso la momia de Tom Cruise, que tenéis reseñada aquí, me gustó más). La he vuelto a ver para comprobar si me seguía pareciendo tan mala y, de ser así, porqué. 

Aviso, esta reseña contendrá spoilers.

Sinopsis: condenados por una perversa bruja a permanecer en estado de muerte aparente para siempre, el despiadado emperador chino Dragón y sus diez mil guerreros han reposado durante siglos en su tumba de barro cual ejército de terracota. Cuando le exigen al joven aventurero y arqueólogo Alex O' Connell que despierte de su sueño eterno al temible gobernante, no tendrá más remedio que consultar a sus padres: las únicas personas expertas en no muertos. Cuando el monarca regresa a la vida, su afán de dominio no tiene límites y, usando sus poderes sobrenaturales, se lanzará con sus tropas a la conquista del Lejano Oriente, a menos que los O' Connell encuentren la forma de impedírselo.

La cara de Rick O' Connell cuando se dio cuenta de que esa no era su mujer

Ya desde el comienzo algo me falla en esta película, y es la música, que era parte fundamental de las dos primeras partes de la saga; estoy escribiendo la reseña mientras escucho el soundtrack de la primera momia, y no hay color. Ese inicio con el sol brillando sobre la pirámide o el ejército del rey Escorpión en "El regreso de la momia" con esa hermosa música y la narración de Ardeth Bay, consiguieron pegarme a la butaca y hacerme estar atenta a la pantalla desde el minuto uno. En la tercera parte no me pasó eso. La música me pasó totalmente desapercibida.

Ardeth Bay (Oded Fher) se te echa de menos

Como en las anteriores películas, en "La momia" III se nos cuenta en un flashback el origen de la maldición del villano, el emperador Dragón, que para mí no tiene ni pizca del carisma que tenía Arnold Vosloo como Imhotep, ni la bruja me cautiva como lo hizo la bella y ambiciosa Anck-su-Namun de Patricia Velásquez. El sacerdote egipcio tenía una motivación muy clara y humana para hacer todo lo que hizo -el amor-, y a pesar de las tropelías que cometió, todos podíamos empatizar con él en cierta forma; aún me sigue doliendo su expresión de derrota cuando su amada le deja tirado al final de la segunda parte y él se rinde y se deja caer al abismo. Sin embargo, el emperador Dragón es malo porque sí, solo le mueve la ambición. Además, sorprendentemente Jet Li tiene menos expresividad cuando actúa como humano que cuando le convierten en estatua de terracota. 

Al quedar su cuerpo encerrado en esa prisión de barro por la maldición de la bruja supongo que su cadáver se momificó de forma natural. Y listo, ya podemos llamar a esta película "La momia". Muy pillado con pinzas, pero supongo que al director y guionista les pareció suficiente para seguir explotando esta saga que debería haberse terminado en la segunda película.

Leí que cambiaron el escenario de Egipto a China porque en 2008 se celebraban allí los JJ.OO., y eso les daría más publicidad. No sé sí será del todo cierto, pero ya que iban a hacer una película de una saga sobre momias, al menos podían haber elegido un país con amplia tradición en momias, como Perú (como, de hecho, se insinúa al final de esta película). Pero poderoso caballero es Don Dinero...

El villano de la tercera es, prácticamente, un botijo de barro. Imhotep we miss you 💖

Viajamos después a la época de los O' Connell, que viven en su mansión en la Inglaterra de postguerra. Rick se aburre en esa nueva y acomodada vida, y añora los tiempos en que corría aventuras por Egipto. Ahora pesca. A tiros. Bueno, bien. Muy Rick O' Connell, aún no se ha llegado a la parodia, pero, por desgracia, se llegará.

Rick O' Connell intentando demostrar lo Rick O' Connell que puede llegar a ser

Evie, a pesar de que los eruditos de Bembridge le pedían en la segunda peli que fuera la directora del Museo Británico, ahora se gana la vida escribiendo novelas de romance y aventuras a lo Diana Gabaldón, pero ha perdido la inspiración. Y yo lo siento mucho, pero si cuando me cambian al actor de doblaje ya me salgo de la historia, si además me cambias a la actriz principal, no puedo creerme que ese sea el personaje. No veo a Evelyn, veo a una señora que intenta imitar los gestos y expresiones de Rachel Weisz, pero no funciona.

Maria Bello sustituyó a Rachel Weisz como la ingenua pero valiente Evelyn

Si al menos hubiesen elegido a una actriz más parecida físicamente, pero es que se parecen como un huevo a una castaña. Y yo solo puedo pensar que esa señora le está intentando robar el marido a la otra.

Los otros dos personajes en común con las anteriores películas son, por una parte, Alex, el hijo de los O' Connell, que ya es un adulto y se dedica a buscar tesoros como hicieron sus padres. De hecho, es él quien descubre la tumba del emperador Dragón. Por tanto, se produce un relevo generacional, quizás en un intento de seguir explotando la saga más adelante con este personaje, pero dado el fracaso en taquilla, no se siguió adelante. Creo que fue un error darle más importancia al hijo en detrimento de la pareja protagonista de las anteriores películas, con las que el público ya se había encariñado. Sobre todo porque el personaje resulta demasiado soberbio y sus daddy issuess para crear conflicto en la trama resultan superficiales e incoherentes, ya que en la segunda parte Rick y él eran uña y carne. 

Por otra parte, está Jonathan, que ahora tiene un bar en China llamado "Imhotep" (otra referencia a las anteriores pelis). Este personaje era un caradura bastante bobalicón y servía, principalmente, para meter alguna broma básica, pero graciosa. Pero en esta tercera parte lo han convertido directamente en un payaso irrelevante que no aporta nada a la trama.

El expresivo actor Jet Li

El despertar del villano no es tan impactante y sorprendente como la primera vez que vemos esa momia de Imhotep empezar a moverse después de que Evelyn lea el Libro de los muertos. Aquí, de hecho, le despiertan por un tropezón, literalmente.

He echado mucho en falta que el villano y los protagonistas interactúen más y tengan ese pique que tenían Imhotep y O' Connell o esa química con Evelyn. En la Momia III parece que al matrimonio el emperador Dragón, hablando claro, les suda los c******. Rick está más ocupado discutiendo con su hijo, y Evelyn intentando averiguar si la chica nueva le hace tilín.

Otro fallo de esta película -que recordemos que se llama La momia- es que casi no se ve al villano como momia, excepto en algún momento que se le rompe el cascarón de terracota. Pero, a pesar de ello, los personajes repiten hasta la saciedad que están hartos de momias, que tienen mucha experiencia despertando momias, que qué malas son las momias... Momias, momias, momias, todo el rato en sus bocas -pero apenas en pantalla- en una maldita película que se llama "La momia". Yo creo que si el director tiene que hacer que sus personajes hagan continuas referencias a las otras partes de la saga, quizás sea porque no confía en la calidad de su trabajo.

El "amor prohibido" de la bruja y el militar no me convenció tanto como el de Imhotep y la concubina del faraón.

Los nuevos personajes (los militares chinos, la bruja y su hija, Perro Loco) me han resultado tan planos e irrelevantes que ni me acuerdo de sus nombres. No tienen el carisma ni el peso en la trama que tenían Ardeth Bay, Beni o los pistoleros americanos de la primera, por ejemplo. La chica está metida con calzador como interés romántico de Alex, pero no tienen ni mucho menos la química ni la calidad actoral de Rachel Weisz y Brendan Fraser, así que su historia de amor me resulta irrelevante e innecesaria. 

Una de las características de la primera película, que la segunda respetaba, era la mezcla de aventuras, romance, terror y humor. En dos horas de duración vivíamos momentos de acción, momentos más emotivos, momentos de tensión... así que el ritmo no decaía, ni resultaban aburridas. Pero esta tercera parte, sin embargo, me ha llegado a aburrir hasta el punto de mirar cada poco cuánto quedaba para que acabase. 

No he empatizado con los personajes porque el guion está tan mal escrito y los personajes tan mal desarrollados, que esas personas  que amé en las dos primeras películas se convierten en parodias de sí mismos: Rick es un payaso fanfarrón, que mantiene una lucha de egos con su propio hijo (llegan a bromear con que es más importante que una pistola sea resistente a que sea grande...), Jonathan es idiota perdido y Evelyn ha perdido esa ingenuidad y ese aire de "marisabidilla" adorable que la hacía única. El nuevo villano es básicamente un muñeco de barro, muy mal actuado, que aparece de vez en cuando, apenas interactúa con los personajes para pelearse un poco, se convierte en bicharracos... y al final es derrotado por padre e hijo en una escena que me ha dejado totalmente fría. Será que no puedo empatizar con las motivaciones de un botijo.

En "La momia" y "el regreso de la momia" el humor y los gags son algo bobos e ingenuos, pero efectivos, porque no cansan. Sin embargo, en la tercera parte eso se convierte en un humor básico, con chistes constantes que no harían gracia ni a un niño y que ha conseguido hacerme poner los ojos en blanco varias veces de lo absurdo que era. Por ejemplo, la escena al final de "La momia" en la que Jonathan le pregunta al camello si quiere un besito -mientras Rick y Evelyn se besan- es boba, pero graciosa, porque no se abusa de este tipo de gags. Pero la escena de la 3 en la que la vaca vomita encima de Jonathan porque se marea en el avión, y Evelyn pregunta qué es esa peste resulta patética; y así hay muchas más. 

Un yeti cabreao

La Momia III carece de grandes escenas memorables (como la lucha de Anck-su-namun y Nefertiri, o la tormenta de arena con la cara de Imhotep, entre otras), ni elementos icónicos fácilmente reconocibles como los Libros de Amón Ra (que incluso apareció en La momia de Tom Cruise) y el de los Muertos o el brazalete de Anubis.

En cuanto a los efectos especiales, no me han parecido lo mejor, pero en las otras películas tampoco eran espectaculares, así que se lo perdono. Pero si ya me pareció un poquito descabellado el mostrenco de CGI del rey Escorpión, aquí el repertorio de monstruos ya se les va de las manos: los yetis con carita de peluche, el dragón de tres cabezas, el otro que no sé como se llama... La escena de los yetis es de vergüenza ajena.

Por muchas explosiones, estallidos, cosas volando por los aires, monstruos, etc., que metan en la trama, si la historia aburre y no emociona, esa epicidad y espectacularidad no sirven de nada. "La momia" tiene unos efectos especiales tirando a malos (también hay que tener en cuenta que tiene más de 20 años) pero la historia es buena, los personajes están bien escritos, el ritmo de la trama no decae, alternando escenas de más acción y otras más emotivas, de manera que, aunque las pirámides se vean bastante falsas, no le resta interés a la película (si acaso, le da cierto encanto nostálgico). Pero si la historia es un petardo, con tramas que no enganchan ni te hacen empatizar con los personajes, porque estos son una parodia de lo que fueron, me da igual que me repitas 200 veces que es una continuación de las dos primeras de la momia, esta nueva no me va a gustar como las otras. Ni a mí ni a casi nadie, porque fue un fracaso en taquilla.

En resumen, "La momia III: la tumba del emperador Dragón" no es una digna sucesora de sus hermanas; de la misma manera, María Bello nunca será Evelyn O' Connell, por mucho que lo intente. Esta actriz, al igual que el director y el guionista, intentan imitar lo que hacía únicas a las anteriores películas y a sus personajes, pero no lo consiguen. La Momia III no tiene la esencia, el "alma", de las anteriores.

Así de hecha polvo me siento yo después de ver esta película

Lo que más me ha gustado: la escena en la que la bruja resucita a los esclavos enterrados bajo la Gran muralla para enfrentarse al ejército del emperador (aunque más que momias, serían zombis).

Lo que menos me ha gustado: cambiar a un villano poderoso y carismático como Imhotep por un botijo. El humor chabacano y lo parodiados que están los personajes.

Si aún no habéis visto esta película, os recomiendo ver en su lugar el "Desfile dorado de los faraones", que tiene más de "La momia" que esta tercera y (espero) última parte.

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