Buenas tardes, egiptomaníacos. Hoy os traigo la segunda parte de las entradas dedicadas a los orígenes de Egipto, continuación de la anterior sobre la dinastía 0. También podéis ver un interesante documental sobre Narmer aquí.
Narmer, el unificador de Egipto
Como ya vimos en la primera parte, Egipto había estado dividido en dos zonas cultural, política y geográficamente desde el quinto milenio antes de nuestra era:
- El Bajo Egipto, en la zona del delta, hasta lo que es hoy El Cairo.
- El Alto Egipto, la zona del valle del Nilo, al sur.
En el caso del Alto Egipto, finalmente fue Tanis/Abidos quien tomó el papel de capital del reino unificado del sur. En este contexto, nos encontramos con el rey del Alto Egipto Narmer.
Sin embargo, según la obra de Manetón, que dividió la historia de Egipto en treinta dinastías ya en el siglo III a.C., no fue Narmer, sino Menes, quien unificó el país. Finalmente, los expertos han llegado a la conclusión de que Menes y Narmer eran la misma persona. Algunos autores incluso identifican a Menes con el rey Aha; pero no es seguro, pues otros egiptólogos ven a Aha como hijo y sucesor de Narmer/Menes. La dificultad para identificar correctamente a estos primeros reyes reside en su antigüedad y en la escasez de restos arqueológicos que se han conservado hasta nuestros días.
De Narmer nos han llegado, además de su famosa paleta, una maza ritual similar a la del rey Escorpión, todo ello hallado en el siglo XIX en el templo de Hieracómpolis, la ciudad del dios halcón Horus. En esta maza vemos una ceremonia presidida por el rey Narmer en su trono, llevando ya la corona roja del norte. Ante él desfilan el botín de guerra y los enemigos hechos prisioneros.
Representación de la maza de Narmer. El rey, sobre su trono, lleva la corona roja. |
La unificación supuso un proceso lento, que conllevó primero una unificación cultural (influencia de la cultura de Nagada sobre la autóctona del Bajo Egipto, que terminó desapareciendo) y, finalmente, una unificación política, no sin antes producirse numerosas batallas entre el norte y el sur de las que nos ha quedado constancia en varias paletas predinásticas, con escenas violentas, en las que es usual que el rey aparezca en forma de animal, como por ejemplo un león o un toro, destruyendo a su enemigo. Esta identificación del faraón con el toro será constante en épocas posteriores, y tiene aquí su origen.
Paleta del Toro (Museo del Louvre) |
Finalmente, Narmer consiguió conquistar el norte y fundó una nueva capital en la frontera entre los dos Egiptos: Menfis.
A su muerte, Narmer sería enterrado en el cementerio real de la ciudad de Abydos.
La paleta de Narmer
Para conmemorar la victoria sobre el Bajo Egipto y la unificación de Las Dos Tierras, Narmer mandó elaborar una paleta para entregarla en ofrenda en el templo del dios Horus de Hieracómpolis. Allí fue encontrada en el siglo XIX. Actualmente se puede visitar en el Museo egipcio de El Cairo.
Paleta de Narmer |
Aunque se tratase de una paleta votiva estaba inspirada en las paletas de maquillaje usadas para mezclar cosméticos. Entonces, ¿Por qué hacer un objeto semejante para conmemorar una victoria militar? La respuesta puede estar en lo que nos dice Toby Wilkinson en su obra "Auge y caída del antiguo Egipto":
Su propia forma (de la paleta) rememora una época en la que los errantes pastores de ganado vacuno vivían una existencia seminómada, llevando consigo todo lo que necesitaban y usando su propio cuerpo como lienzo para plasmar su arte. En una sociedad tal, la costumbre de pintarse el rostro desempeñaba un papel fundamental en la vida ritual de la comunidad, y las paletas para cosméticos constituían una posesión especialmente preciada. Pero en la época de Narmer la paleta se había trasnformado ya en un vehículo para proclamar la omnipotencia y la divinidad del rey.
En cuanto a la decoración de la paleta, en una cara vemos a Narmer con la corona blanca del Alto Egipto. El rey sostiene en su mano una maza con la que se dispone a golpear a su enemigo. Al lado, el dios Horus en forma de halcón agarra la cabeza de un hombre de cuya espalda salen papiros, la planta representativa del norte. Simboliza así la victoria del Alto sobre el Bajo Egipto.
En la otra cara, Narmer lleva la corona roja, precedido de un sacerdote y varios portaestandartes; los enemigos aparecen decapitados, con las cabezas y los genitales entre los pies para el recuento.
Se puede apreciar una influencia mesopotamia en los "serpopardos" (leopardos con cuellos serpentinos), que dejarían patente la existencia de un período de intenso intercambio cultural con esa zona.
En cuanto a la representación del propio rey, aparece en el registro inferior como un toro salvaje, derribando las murallas de una fortaleza rebelde y pisoteando a sus enemigos. Éste es un reflejo de los modos de expresión de la prehistoria. En adelante, dejaría de considerarse apropiado representar al rey como un animal.
Sabemos que esta paleta pertenece a Narmer porque en ambas caras aparece el nombre en jeroglífico del rey, formado por un cincel y un pez, dentro de un serej.
Nombre de Narmer. El serej imita la fachada de palacio, con entrantes y salientes, de influencia mesopotamia. |
La unificación de las coronas
Toda referencia a las coronas nos ha llegado a través de pinturas y esculturas, pues no ha llegado ninguna hasta la actualidad. Por lo tanto, no se saben los materiales exactos con los que se fabricaban. La corona blanca del Alto Egipto o Jedyet, se cree que se fabricaría o bien con juncos trenzados o bien con tela o piel. Esta corona era llevada por el dios Osiris.
En cuanto a la corona roja del Bajo Egipto o desheret era utilizada por la diosa Neit, del delta.
Finalmente, en tiempos de la I Dinastía se creó la corona doble o Pschent, que era una combinación de las dos anteriores.
SHAW,
Ian. (2007): Historia del antiguo Egipto. Ed. la esfera de los libros.
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Y hasta aquí llega la dinastía 0, dando comienzo a la I dinastía, de la que Narmer es el primer rey, y al Periodo tinita (I y II dinastías).
Bibliografía:
- WILKINSON, Toby. (2011): Auge y caída del antiguo Egipto. Ed. Debate. España, Barcelona.
La doble corona |
Bibliografía:
- WILKINSON, Toby. (2011): Auge y caída del antiguo Egipto. Ed. Debate. España, Barcelona.
- SHAW, Ian. (2007): Historia del antiguo Egipto. Ed. la
esfera de los libros. España, Madrid
Hola muy buen material, gracias.
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