martes, 30 de diciembre de 2014

Reseña: "El último sueño de Cleopatra"

Buenos días, amigos del templo de Seshat. Como os dije aquí hace unas semanas, el Museu Egipci de Barcelona organizó un concurso, en el cual gané un ejemplar de la última novela de Christian Jacq, el último sueño de Cleopatra.
Un mes después recibí el libro en mi casa y, como os prometí, después de haberlo leído os dejo la reseña del mismo en el blog, para los que estéis pensando si comprarlo o no.
Sinopsis: Hay muchos libros sobre Cleopatra, solo este es de Christian Jacq. La majestuosa reina del Nilo cobra vida de la mano del incuestionable maestro del género.
«La reina estaba desnuda. Desde la terraza de su palacio, Cleopatra observaba, sin duda por última vez, su querida capital, la deslumbrante Alejandría. El viento suave de la noche no calmaba su irritación. Ella, la soberana de Egipto, tierra amada por los dioses, la cual había creído conquistar y la cual perdía, ella, la dueña absoluta de un rico país, ¡reducida a la soledad y a la impotencia!». Así arranca una de las novelas más anheladas por los lectores de Christian Jacq tras largos años de espera y numerosas peticiones para que abordara el personaje de Cleopatra. Una novela en la que cobra vida la hábil estratega que liberó a Egipto del yugo romano. La mujer cuya extraordinaria belleza, envuelta en oro y piedras preciosas, ocultaba una inteligencia y una ambición únicas. La seductora infatigable que enloquecía a los hombres. El gran amor de César. La leyenda personificada. El último sueño de Cleopatra es un retrato único de la majestuosa reina del Nilo por el maestro del género, el novelista y egiptólogo Christian Jacq.

Comentario: Al leer la sinopsis pensé que esta novela abarcaría toda la vida de la mítica reina, incluyendo su suicidio al verse derrotada por el futuro Augusto. Sin embargo, los lectores no deben llevarse a engaño, pues la novela se centra principalmente en la etapa del romance con Julio César (a juzgar por el epílogo, Marco Antonio no parece ser un personaje muy estimado por este escritor francés, quizás por ello omita toda esta parte de la vida de la reina). La novela comienza durante el reinado de Cleopatra y su hermano Ptolomeo XIII, con el cual comparte el reino; no obstante, las intrigas políticas del eunuco Potino y otros cortesanos ambiciosos obligan a Cleopatra a exiliarse para evitar ser eliminada; de ahí la pesimista descripción de la sinopsis. 
Algo que me ha llamado la atención, y no precisamente para bien, es el hecho de que, apartándose de descripciones más recientes y seguramente más realistas sobre la reina en novelas como "La hija del Nilo", Cleopatra es descrita como toda una belleza, además de muy inteligente. Es curioso que el autor  recurra una vez más a esta imagen de la reina griega, pues ya es de sobra conocido que la belleza arrebatadora de Cleopatra VII no debió ser tal.
Poco parecido habría entre la Cleopatra real y las actrices que la han interpretado. En la imagen, Monica Bellucci en Asterix y Obelix: Misión Cleopatra.
Como decía, la trama se centra en la guerra civil entre los dos hermanos de la familia Ptolemaica. En ese momento entra en escena el vencedor de Farsalia, Julio César, cuyo enemigo Pompeyo es convenientemente eliminado por parte de Ptolomeo XIII y Potino, con el fin de ganarse el favor de César en la lucha contra Cleopatra. No obstante, ésta cuenta con la ayuda de un misterioso mago egipcio, que a pesar de recordarle continuamente a la reina que es griega y que los suyos no han respetado las tradiciones de los antiguos egipcios, irónicamente se llama Hermes, que de egipcio tiene poco; además, en ocasiones este sacerdote-mago egipcio tiene más de mago Gandalf que de un hombre sabio del antiguo Egipto. No digo más para no meter spoilers, pero es protagonista de varias escenas poco realistas que le quitan realismo a la historia, que al fin y al cabo está basada en hechos históricos. Otros personajes que comparten escena con la reina son su sirvienta Carmión (ni idea de por qué Jacq ni menciona a su otra famosa sirvienta Iras), el fiel sirviente Apolodoro y un personaje al que el autor denomina como el "Viejo", una especie de guía de Cleopatra durante su exilio, que en el resto de la trama se limita a beber vino, básicamente. No he entendido muy bien este personaje, al que siempre acompaña un inteligente burro llamado "Viento del norte", un nombre que les sonará a los que hayan leído varias novelas de Christian Jacq.
La última parte de la novela se centra en la guerra de Alejandría, y en la manera en que César va conquistando poco a poco la ciudad. De manera que es el romano el verdadero protagonista de la segunda mitad del libro. El personaje de Cleopatra pasa a un segundo plano, para dar más relevancia a su amante romano y al bando de Ptolomeo XIII. Por tanto, la aparición de la reina se limita a escasas apariciones junto a Hermes y escenas de alcoba con el imperator romano. De tal modo que la que se supone protagonista de la novela apenas tiene relevancia en los acontecimientos, lo que es un enorme error.
Tras la victoria del bando de Cleopatra, la novela se precipita hacia su final de manera demasiado rápida, como si Jacq hubiera tenido prisa por acabar la novela. Del último sueño de Cleopatra que da título a la obra, es decir, el renacer de la edad de oro de Egipto, apenas se hace mención. Una vez más, como en la anterior novela que leí sobre Cleopatra, el autor se centro demasiado en las "batallitas".
Lo mejor: el epílogo contado en primera persona por Jean François Champollion. La mención a que Alejandría, sus monarcas y sus ciudadanos habían olvidado la sabiduría y las tradiciones del antiguo Egipto, pues en la mayoría de películas o novelas sobre este periodo de la historia de Egipto a menudo se olvidan de que eran los griegos los dueños del país, imponiendo su cultura y su lengua. Los campesinos egipcios, como bien refleja Jacq, eran vistos como simples pagadores de impuestos, explotados para costear los lujos de Alejandría y para sobornar a los romanos, con el fin de quitarles la idea de apoderarse de Egipto.

Lo peor: el personaje de Hermes. La poca relevancia que se le da a la que se supone debiera ser la protagonista de la novela, es decir, Cleopatra, sobre todo en la segunda mitad del libro. El enamoramiento rapidísimo y poco creíble entre la reina y César desde su primer encuentro, momento a partir del cual la reina apenas habla o da su opinión, si no es en la alcoba de su amante. Guapa y callada, Cleopatra se nos presenta de manera similar al personaje de Sigourney Weaver en Exodus, lo que supone desaprovechar a un personaje que podría haber sido mucho más carismático e interesante.
 Aunque no tenga que ver con el argumento, también me resulta un "pero" el precio que puede llegar a tener un libro (este en concreto 21 €). Porque, aunque en esta ocasión a mí me ha salido gratis, es una pena que la cultura sea tan cara. Con precios más económicos (y más en los tiempos en que estamos) sin duda se fomentaría la lectura. 
En resumen, este libro de Christian Jacq me ha decepcionado un poco, pues siendo un gran amante y conocedor del antiguo Egipto como es una se esperaba que su versión de Cleopatra fuera diferente a la típica de mujer-florero del cine. Y más teniendo en su bibliografía personajes tan poderosos y carismáticos como Ahotep de "la reina libertad", Clara "la mujer sabia" de la tetralogía "La piedra de luz" o Nefertari, de la pentalogía "Ramsés", sin duda su mejor obra.
En El corte inglés viene como regalo junto a la novela un interesantísimo librito con explicaciones claras y concisas sobre los primeros reyes y el origen del Estado faraónico, también escrito por Jacq. Sobre los orígenes de Egipto y la dinastía 0 yo también hablé aquí y aquí.
Bueno, lectores. Espero que os haya resultado útil e interesante la reseña. Sin embargo, como siempre digo, no hay mejor manera de formarse una opinión sobre un libro o película que viéndola o leyendo uno mismo. Quizás esta sea una buena petición como regalo de reyes.
Sin más, la diosa y yo os deseamos una feliz Nochevieja y un próspero año 2015, el cual vendrá cargado de nuevas entradas sobre el antiguo Egipto.


lunes, 22 de diciembre de 2014

El ejército egipcio (Parte II)

Buenas tardes amigos, felices fiestas a todos. Os escribo a continuación la segunda parte sobre el ejército egipcio (aquí la primera parte). Pero antes quería daros las gracias de nuevo a los que me leéis, tanto a los que lleváis un tiempo siguiendo el blog, como a los recién llegados. 

El ejército del Reino Nuevo (c. 1550-1069 a.C.) 
El llamado Reino Nuevo dará comienzo tras la expulsión de los hyksos (o hicsos). Durante años los reyes tebanos lucharon contra estos asiáticos, hasta que finalmente Ahmose logró la victoria. Su padre, el faraón Seqenenre Taa, seguramente murió en batalla contra estos, como demuestran las numerosas heridas de su momia: su nariz y su mejilla fueron aplastadas por una maza siria y un hacha hyksa le atravesó el cráneo en la frente.
Momia de Seqenenre Taa con numerosas heridas, que le causaron la muerte
No obstante, el dominio hykso aportó nuevas armas a la panoplia egipcia y, especialmente, el carro de guerra y los caballos, desconocidos anteriormente en Egipto. 
El carro fue fundamental para construir el imperio egipcio
A partir de este momento, el papel del ejército va a ser más importante que nunca, a medida que se vaya creando el imperio con faraones como Tutmosis III, llamado el "Napoleón egipcio". Incluso varios militares llegarán a ocupar el trono (Horemheb y su sucesor, Ramsés I). 
Tutmosis III
Si bien el ejército era ya profesional y permanente, siguió habiendo levas (lo que en ocasiones causó la oposición del clero, que temía ver disminuida la población campesina que trabajaba sus tierras). Por tanto, la introducción de estas nuevas armas, especialmente el carro, y la existencia de un ejército permanente y profesional, supuso la necesidad de una nueva manera de organizar el ejército en el Reino Nuevo: A la cabeza, como capitán general, siguió estando el faraón, aunque podía ceder funciones a su príncipe heredero. Por debajo del rey, era el visir (en ocasiones dos, uno para el sur y otro para el norte), como responsable administrativo del país y ministro de guerra, quien daba las instrucciones a los oficiales de las dos regiones militares, con capital en Menfis y Tebas, que recibían el título de “capitanes de corbeta del ejército”, uno para el Alto y otro para el Bajo Egipto. 
Tebas y Menfis poseían grandes cuarteles; y era en la escuela militar situada en esta última donde se formaban los oficiales de más alta graduación. En total el ejército lo formaban 4 divisiones (2 a comienzos del Reino Nuevo, pero fueron ampliándose según fue necesario) de unos 5000 hombres cada una, bautizadas con el nombre de un dios: 
  1. División de Amón, de Tebas 
  2. División de Ra, de Heliópolis 
  3. División de Ptah, de Menfis 
  4. División de Seth, de Avaris 
 
 
Carros
Junto a la infantería estaban también las divisiones de carros. Eran comandados por un “capitán de corbeta de los carros” y se organizaban en escuadrones de 50 vehículos (o 25, depende del autor consultado), al mando de un “carrero de la residencia”, acompañados de sus caballerizos y demás auxiliares. El carro egipcio era ligero y sólido, construido de madera, metal y cuero y era tirado por dos caballos. 
Carro ceremonial de Tutankhamón. Fuente: Uned.es
Anillo de Ramsés II. Louvre.
Durante el combate iban montados un auriga, que sujetaba también el escudo, y un combatiente, armado este con arco, flechas y jabalinas, situadas en una gran aljaba en un costado del carro. Las unidades de carros, “las de ataque”, se formaban por selección y constituían las secciones de élite del ejército. Los caballos recibían cuidados especiales y un nombre elogioso (como los caballos de Ramsés II en Qadesh: Victoria en Tebas y Mut está satisfecha).
El caballo se limitaba, prácticamente, al carro. No conservamos ningún testimonio que nos demuestre la existencia de jinetes para la lucha, aunque sí se han conservado figurillas que representan a individuos a lomos de un caballo, pero no parecen ser algún tipo de combatiente. Así pues, el uso más frecuente de este animal estaba vinculado al carro, especialmente en las clases dominantes del ejército, entre las que se encontraba el propio faraón. Solamente los exploradores y los correos montaban a pelo.
Solo montaban a pelo los exploradores y correos.
Marina 
En cuanto a lamarina, es difícil saber su número y composición. Sus unidades, al igual que las escuadras de infantes, llevaban nombres evocadores: “Amón poderoso de proa” o “Estrella de Egipto”. Operaba en el Mediterráneo y en el Nilo y su tripulación estaba formada por marinos e infantes, cuya misión no se limitaba solo a la guerra, sino que también escoltaban a las tropas y mercaderes que circulaban por la Baja Nubia. Los oficiales de marina, como expertos en nudos, cordajes  y movimiento de grandes pesos acompañaban a las misiones en busca de bloques de piedra a las canteras.  
El material del que se realizaban estas embarcaciones era madera proveniente de países foráneos debido a la escasa calidad de la madera autóctona, si bien muchos de ellos, los de menor tamaño, se fabricaban en papiro, material muy abundante en Egipto. 
Aunque nos hayan llegado dibujos detallados, modelos y un notable vocabulario técnico para definir los distintos tipos de embarcaciones, son pocas las noticias de carácter histórico que poseemos sobre la utilización de los navíos de guerra. Ramsés III se enfrentó a los Pueblos del mar, pero los egipcios no nos han transmitido crónicas de las batallas navales ni datos sobre la organización, el armamento y el reclutamiento. En cuanto a esto, es presumible que serían las poblaciones urbanas del delta y de las zonas costeras las que suministrasen los contingentes de leva para la flota, al ser gente habituada a la navegación marítima y fluvial. 
Ramsés III atacando a los Pueblos del mar. Medinet Habu.
Mercenarios 
El ejército del Reino Nuevo contó, además de con egipcios, con una serie de mercenarios extranjeros, bien reclutados o bien prisioneros de guerra (ya hablé de ello en la entrada sobre la esclavitud), a los nubios y libios se unieron los sirios o los sherden. Contaban con sus propias armas: los nubios iban al combate cuerpo a cuerpo armados con lanzas y clavas de madera; para el combate a larga distancia utilizaban el robusto arco de doble curva. Los sherden, a los que Ramsés II se enfrentó a comienzos de su reinado y que acabaron formando parte de su guardia personal, llevaban yelmos característicos con cuernos, escudos redondos y espadas largas y pesadas. Los sirios poseían las mismas armas que los egipcios, quienes precisamente las habían copiado de ellos. 
Los astilleros y arsenales se localizaban en la ciudad de Menfis en la dinastía XVIII y principios de la XIX, como nos dejan ver las tumbas de los altos funcionarios, donde vemos talleres para la elaboración de flechas o carros, fundiciones para la creación de armas, etc.
Un mercenario sherden ataca a otro de su mismo pueblo, pero en el bando enemigo. Medinet Habu
Armas 
A pesar de la humillación que supuso para los egipcios haberse visto dominados durante más de un siglo por los hyksos, éstos trajeron varios inventos desconocidos hasta entonces en Egipto, que les serían muy beneficiosos en el futuro. Pero de entre todos destacan los relacionados con el ámbito militar: armas nuevas, carros y caballos. De modo que el ejército egipcio, que hasta entonces se había limitado a la infantería, añadió también los carros de guerra a sus ejércitos. Sin ellos, difícilmente hubieran conseguido forjar su imperio. Las armas, aunque se conozca ya el hierro, rara vez serán de este material, prefiriéndose el bronce o el cobre, quizás porque los egipcios no supieran trabajar bien el hierro. Entre las espadas va a destacar la “jepesh” (documentada desde tiempos de Tutmosis III) importada de Mesopotamia, que era una espada curva con forma de hoz, sin punta, de 40-60 centímetros con hoja acanalada y filo en la parte interior de la curvatura; estaba pensada no para atravesar al enemigo, sino para cortarlo, al modo de las hachas semicirculares. 
Hacha y espada Jepesh (abajo)
También hacen su aparición ahora los palos arrojadizos, una especie de boomerangs, relacionados con la caza y con el ejército. A partir del Segundo Periodo Intermedio aparece un nuevo tipo de arco, más potente, el arco compuesto, fabricado en madera laminada, cuerno y tendones de animal curtidos. Como elementos defensivos, contarán desde ahora con un escudo más pequeño con punta en la parte inferior.
Nebamón cazando en el río con palo arrojadizo
Tutmosis III ("Historias de los antiguos egipcios")
A partir del reinado de Tutmosis III aparecen unas armaduras consistentes en lorigas o chalecos de cuero de hipopótamo o cocodrilo, o bien de lino, con escamas de bronce o cobre cosidas, para protegerse el tronco. Estas armaduras eran usadas especialmente por los conductores de carros y, en ocasiones, aunque no siempre, por los soldados de infantería. Los oficiales también llevaban corazas de malla o chapas de cobre o bronce. 
En cuanto a los cascos, hay diversas opiniones: Elisa Castel dice: “en cuanto a los cascos, importados de Siria, pudieron utilizarse ocasionalmente desde mediados del Imperio Nuevo”. Otros autores opinan que no los usaban, ya que no se conserva ningún resto o prueba artística que confirme la existencia de algún tipo de casco metálico para la protección de la cabeza. Sí parecen haber usado una especie de gorrillos fabricados con grueso paño acolchado, de color rojo, verde o negro.  
Uniforme de Ramsés II, según "Exodus"
Un soldado de infantería, por tanto, estaba equipado con una lanza, un escudo de madera recubierto de cuero, una cimitarra y una daga, ambas de bronce, en el cinto y, en ocasiones, la mencionada armadura, que podía ser sólo de cuero. Los soldados llevaban faldellines o delantales y en el tórax varias capas de cuero con remaches de cobre y pintados de colores. Por delante en la falda portaban un protector de genitales y por detrás un pieza de cuero que protegía el uniforme de los roces con el suelo al sentarse.

Egipcios contra libios
    Campañas militares
    Las operaciones militares se diseñaban teniendo en cuenta  el clima. Salvo en casos de emergencia, las campañas contra enemigos africanos se realizaban en invierno y las expediciones contra territorios asiáticos se preparaban para el verano. De manera que los egipcios se evitaban el calor y el frío más rigurosos, que podían actuar en su contra. Cuando el ejército egipcio marchaba a la guerra (al ritmo de unos 25 km al día) el equipo básico de un soldado se componía de un petate, ropa, sandalias y un bastón o garrote para su protección personal, puesto que el armamento más sofisticado se entregaba sólo cuando el ejército estaba a punto de entablar combate con el enemigo. Para combatir, como ya se dijo, los egipcios lo hacían descalzos.
    En campaña, los movimientos se ordenaban mediante tambores y trompetas.
    El peso de la batalla era llevado por la infantería, en la que se distinguían dos tipos: 
    1. La pesada, cuyos componentes iban armados con escudos, lanza y hacha.
    2. La ligera, provista de jabalinas o de arcos y flechas. También había honderos. 
    En cuanto a los carros de guerra, se utilizaban sobre todo para escoltar a la infantería en campo abierto, hostigar al enemigo cuando formaba para la batalla y, si era derrotado, perseguirlo en su retirada. Cada carro tenía uno o dos carcajes laterales donde se guardaban jabalinas, arcos y flechas. Y estaban tripulados por dos hombres: el conductor, que era un experto en el manejo de las riendas, y el combatiente. Por su parte, el conductor debía asumir la responsabilidad de alimentar a los caballos y mantener en perfecto estado el carro, lo que requería una posición económica buena. 
    Para tomar una ciudad, los egipcios contaban con escaleras y arietes.

    Los campamentos militares:
    El desplazamiento a pie y la carga transportada hacían que el ejército se moviera con lentitud, de modo que, tras conocer el itinerario que seguiría el grueso de las tropas, las avanzadillas de la intendencia militar se adelantaban para tenerlo todo dispuesto en los lugares de reunión para cuando llegara el rey. Lo primero que se hacía para establecer un campamento era escoger una zona próxima a un curso de agua. El transporte de los víveres, que eran aportados íntegramente por el Estado, y los materiales para montar el campamento corrían a cargo de una tropa que disponía de carros. Los alimentos, el agua y el vino eran guardados en grandes tinajas de cerámica, que se sellaban durante el desplazamiento. Una vez instalado el campamento, en su centro solían quedar emplazadas dichas tinajas, de las que se servía la comida a los soldados. Un atento escriba controlaba y anotaba todo mientras se descargaban los víveres. 
    Marchaba delante de la infantería como cabecilla de la vanguardia, y cuando mi señor llegaba en paz, yo decía: <<Ya lo he preparado, lo he equipado con todo lo que se puede desear en tierra extranjera, mejor que un campamento de Egipto, sus distintas áreas organizadas, despejadas, aseguradas y apartadas, y cada dependencia con su guardián>> Estela de Intef
    Tras la elección de la zona, se establecía un perímetro rectangular, y en el centro se levantaba la tienda del comandante en jefe, junto con pequeñas tiendas para la jerarquía militar. Era un recinto vallado, representado en los relieves de Kadesh con forma de escudos. Ese elemento ha planteado diferentes teorías, acerca de si estos eran auténticos escudos (poco probable, dada la escasa resistencia que ofrecería el perímetro en ese caso, habiendo utilizado otro tipo de material) o si fueron representados como símbolo de protección. Según los relieves, este recinto tendría al menos dos entradas, protegidas por guardias. En cuanto a su disposición interior, los relieves de Kadesh nos muestran que todo estaba encerrado dentro del perímetro del campamento: hombres, caballos, carros, provisiones, anímales de carga y armas. El campamento que está en calma, con los soldados mostrando diferentes actitudes en su vida profesional. Por ejemplo, se nos muestra a un hombre dormido, uno bebiendo un odre de agua, otros entrenando… incluso  aparece el león de Ramsés II.  No hay una diferenciación explícita entre los soldados normales y oficiales, y tampoco ningún reconocimiento entre los soldados de carros y los soldados de a pie. Destaca la ausencia de tiendas, excepto las destinadas al rey y la alta jerarquía militar. Se ha planteado que en los  campamentos efímeros, los soldados podrían dormir al raso, y mantendrían el calor con unos braseros o tapándose con mantas, como se ve en un pequeño fragmento de época amarniense. 
    Relieve del campamento de Ramsés II en Qadesh
    En el caso de un campamento de guerra establecido, tendrían que acondicionarse también espacios para presidir los consejos de guerra o recibir a emisarios extranjeros. Encontramos también la presencia de campamentos fortificados.
    La larga marcha con todos los pertrechos a cuestas y la práctica de la lucha cuerpo a cuerpo formaban parte de la dura formación del soldado. De estas luchas que servían como entrenamiento nos quedan representaciones en Beni Hassan. Para evitar daños faciales se solían cubrir el rostro con unas gruesas tiras de cuero, haciendo especial hincapié en pómulos y barbilla, al igual que era frecuente el uso de guantes de cuero. También practicaban esgrima, tiro con arco y lanzamiento de jabalina.
    El entrenamiento se completaba con una alimentación variada compuesta principalmente por pan, carne de buey, toda clase de verduras, pastelillos, frutas y sobre todo, la célebre cerveza egipcia.
    Además, junto con el ejército viajaban también médicos, escribas militares, prostitutas y también algunos niños que trabajaban como criados. 

    Recuento de enemigos muertos
    A partir de la dinastía XVIII, una vez conseguida la victoria, se procede al recuento de enemigos caídos. Esto se realizaba de dos maneras: mediante la amputación de una de sus manos; la fuente escrita más antigua sobre dicha costumbre puede datarse en torno a 1550 a.C. Anteriormente encontramos mutilaciones, como en la paleta de Narmer, pero no con el fin del recuento, sino más bien como una muestra de castigo y sumisión. Y, entrado el Reino Nuevo, a las cantidades de manos registradas se añade también un recuento de penes. A finales de la dinastía XIX aumentan significativamente el número de estas capturas. Así, podemos encontrarnos estos registros en la Gran inscripción en Karnak: 
    […] cargados con falos incircuncisos, de las tierras extranjeras de Rebu, junto con las manos cortadas de todas las regiones extranjeras que estuvieron con ellos, en recipientes y cestas. Falos con prepucio: 6 hombres hijos de los jefes y hermanos del jefe de Rebu que fueron muertos y se llevaron sus falos [con prepucios]
    El reinado durante el que se manifiesta con mayor profusión este tipo de mutilación es, sin duda, en el de Ramsés III en los muros del templo de en Medinet Habu.

    Recompensas y condecoraciones militares
    Horemheb recibe el oro del valor
    Durante el Reino Antiguo, cuando acababa la campaña los hombres regresaban a sus ocupaciones, mientras que los oficiales recibían premios por sus servicios, en grandes ceremonias que luego eran representadas en sus tumbas. Algo similar pasó durante el Primer Periodo Intermedio, aunque el jefe militar fuese un nomarca, en lugar del faraón. De este modo fue creándose una clase militar, dotada de pequeñas rentas de guerra, que tendió a transformarse en pequeña nobleza rural. Ramsés II dotó a muchos militares de carrera de pequeñas tierras, que eran cultivadas por prisioneros de guerra que el rey mismo concedía. Aunque estas tierras no dejaban de ser propiedad del soberano. De este modo, junto a la antigua casta sacerdotal, se fue creando una casta militar. También, los soldados egipcios y los mercenarios obtenían recompensas que se sumaban a la parte del botín de guerra que les correspondía tras la campaña: eran adornados con el oro del valor y dotados de pequeñas rentas, a menudo exentas de impuestos. Otras recompensas podían ser casas, rebaños, siervos, joyas o cargos como el de jefe de policía, etc. En tiempos de paz, estos soldados de oficio vivían con sus familias en sus residencias habituales. Una de las condecoraciones más valiosas y conocidas eran las “Moscas del valor”, así como la mosca pica a los animales, así el soldado “pica” al enemigo. La reina Ahhotep, madre de Ahmose, recibió estas moscas por su papel político en la guerra de expulsión contra los hyksos. De modo que, aunque fuese una profesión muy dura y criticada en la “Sátira de los oficios”, podía reportar grandes beneficios.
    Moscas del valor de la reina Ahhotep
    Extranjeros en el ejército de finales del Reino Nuevo
    Como ya se dijo, desde comienzos del Periodo Dinástico, el ejército egipcio incluyó mercenarios de distintas etnias (los medjai nubios, libios, hyksos, sirios, etc.). Muchas veces eran prisioneros de guerra a los que se les ofrecía la libertad a cambio de combatir en las filas del ejército egipcio, como fue el caso de los sherden o de los libios. Estos últimos fueron adquiriendo tal relevancia en el ejército, que en algunos momentos de la historia de Egipto habría más mercenarios extranjeros que soldados egipcios. De tal modo que, ya en la dinastía XXI y XXII los libios habían adquirido tal importancia en la sociedad egipcia (ejército, administración, templos) que llegaron a hacerse con el poder (Sheshonq I). Aprovechando la desunión del país durante esta Época Baja, los nubios también conseguirán coronarse faraones durante la dinastía XXV, contemporáneamente a los libios. La invasión asiria pondrá fin al dominio nubio sobre Egipto, convirtiendo a Egipto, por primera vez, en una provincia de un imperio extranjero. Gracias, precisamente, a la ayuda de nuevos mercenarios (en esta ocasión griegos y carios) el faraón egipcio Psamético I conseguirá recuperar Egipto para los egipcios. Se acuñará por primera vez moneda en Egipto, precisamente para pagar a los mercenarios griegos, que tenían una colonia propia en Naucratis, en el Delta. Finalmente, tras las dos dominaciones persas, en las que Egipto nuevamente se convierte en provincia de un imperio extranjero, Alejandro Magno arrebatará Egipto a los persas y dará inicio al periodo Ptolemaico, cuyo ejército será ya griego.
    Alejandro Magno conquistó Egipto en 332 a.C.
    Bibliografía y webgrafía
    - TARANCÓN HUARTE, Nerea."Antes de la batalla: los preparativos para la guerra en el Egipto faraónico". Antesteria, debates de Historia Antigua, Universidad complutense de Madrid. 2013, nº 12, pp. 39-50.
    - TARANCÓN HUARTE, Nerea. "Después de la batalla: el trato al enemigo en el contexto militar del Egipto faraónico". Arqueo_Uca, 2012, nº 2, pp 29-41.
    - KEMP, Barry J. 1996: El antiguo Egipto, anatomía de una civilización. Ed. Crítica. España, Barcelona
    - SHAW, Ian. (2007): Historia del antiguo Egipto. Ed. la esfera de los libros. España, Madrid.
    - WILKINSON, Toby. (2011): Auge y caída del antiguo Egipto. Ed. Debate. España, Barcelona.
    - CIMMINO, Franco. (2002): Vida cotidiana de los egipcios. Ed. Edaf. España, Madrid.
    -PARRA ORTIZ, J.M. (2003): Gentes del valle del Nilo". Ed. Complutense. España, Madrid.
    -DONADONI, Sergio (1992): El hombre egipcio. Ed. Alianza Editorial. España, Madrid.
    -MARTÍNEZ BABÓN, J. "El poderoso ejército de Tutmosis III". Historia National Geographic. 2013, nº 115, pp.30-39.
    -CASTEL, Elisa. "El armamento de los antiguos egipcios". Historia National Geographic. 2006, nº 28, pp. 15-18.
    - ESTRADA LAZA, F. "El ejército de los faraones". Historia National Geographic. 2008, nº 54, pp. 32-43.
    -http://www.nachoares.com/articulos/reyes-oficiales-y-soldados-descripcion-del-ejercito-egipcio/ . Consulta: 21 diciembre 2014.


    domingo, 21 de diciembre de 2014

    El ejército egipcio (parte I)

    El egipcio fue uno de los pueblos menos belicosos de la Antigüedad, en gran parte a causa de su geografía. Egipto goza de la protección de una serie de fronteras naturales: accidentados desiertos al este y al oeste, el Mediterráneo al norte y, al sur, una serie de cataratas del Nilo (rápidos, en realidad) que impedían el paso tan eficazmente como si de murallas físicas se tratase. De modo que al comienzo de su historia el estado faraónico no necesitó de un ejército profesionalizado y permanente. Se puede decir que Egipto llevó a cabo verdaderas guerras de conquista solamente después de la lección aprendida tras el periodo de dominación hykso, tras lo cual los egipcios se vieron obligados a alejar sus fronteras del Nilo para desviar la amenaza de nuevas invasiones extranjeras.

    Predinástico (c. 5300-3000 a.C.)*
    En la época predinástica el anuncio de la guerra se relacionaba con el acto de ensartarse el jefe de clan una pluma de avestruz en los cabellos.
    Paleta de los cazadores. Se pueden ver las plumas que llevan en la cabeza. Fuente: egiptología.com
    El primer ejército del que se tiene constancia en la zona data del 12.000-10.000 a.C. En la necrópolis del Paleolítico final de Djebel Sahaba, actual Sudán, fueron encontrados varios individuos de diferentes edades y de ambos sexos muertos por flechas, cuyas puntas todavía conservaban clavadas en los huesos. 
    El jefe de clan a punto de matar a los prisioneros con un garrote. Esta imagen se verá repetida a lo largo de la Historia egipcia y aparece por primera vez aquí, en la tumba 100 de Hieracómpolis.
    Hombres con garrotes y lo que parece ser un escudo, en la misma tumba.
    El ejército ocupó un lugar destacado en la formación del Estado egipcio, como nos hacen pensar las representaciones de ciudades amuralladas de algunas paletas predinásticas. La necesidad de protegerse indica la existencia de un peligro real, proveniente de clanes y ciudades rivales, antes y durante la unificación de Egipto (sobre los orígenes de Egipto se habló aquí y aquí).
    "Paleta de las ciudades", por las ciudades amuralladas que representa. Fuente:egiptoantiguo.org
    No obstante, estos primeros ejércitos tenían una existencia efímera y estaban formados por efectivos poco numerosos, que eran incorporados a la milicia solo durante el tiempo que duraba la campaña; acabada esta los reclutas regresaban a sus poblados.
    Cabeza de maza del "Rey Escorpión" (Narmer, en realidad)
    Armas
    En este momento las armas aún se fabrican con piedra o hueso. A partir del IV milenio a.C. se empezó a usar el cobre, pero no sería hasta el Reino Antiguo (III milenio a.C.) cuando el uso de este metal se hizo más habitual.
    Las primeras armas documentadas se hallaron en la ya mencionada tumba 100 de Hieracómpolis, y estaban destinadas a la lucha cuerpo a cuerpo; consistían en primitivos palos y porras, que a
    Cabezas de maza en piedra. Egiptología.com
    finales del Predinástico fueron convirtiéndose en mazas de piedra, en forma de disco o de pera, sujetas a un mango de madera. Destacan las mazas de Narmer (incluyendo la llamada "maza del Rey Escorpión", que en realidad pertenecería también a Narmer). También se usaron hachas de piedra, lanzas y venablos. Estas dos últimas armas apenas variaron a lo largo de la historia egipcia. Para atacar a distancia media usaban jabalinas, que podían alcanzar los 90 metros. En cuanto a los arcos, fueron el arma más sofisticada de la panoplia egipcia. Durante el Predinástico y el Reino Antiguo eran de dos tipos: de doble curvatura, elaborados con dos astas de animal unidas en el centro mediante un fragmento de madera, y de curvatura simple, hechos de una sola pieza de madera. También usaban hondas hechas con fibra de palmera o de lino, con proyectiles de piedra que podían alcanzar los 50 metros y una velocidad de 160 km por hora.
    Para defenderse contaban con escudos de madera recubiertos de piel de bóvido o felino. En cuanto al calzado, hay que decir que los soldados egipcios combatieron descalzos a lo largo de toda la historia del antiguo Egipto
    Cuchillo de Gebel el-Arak, en sílex y marfil. La empuñadura representa escenas de lucha.

    Reino Antiguo (c. 3000-2125 a.C.) 
    Durante el Reino Antiguo el ejército aún seguía siendo a base de levas. Egipto no buscó el predominio sobre los pueblos vecinos, sino que la guerra era vista como una desagradable necesidad en los momentos en que los nómadas invadían territorios egipcios, o bien para apoderarse de botín (ganado, madera, prisioneros, etc.) en los territorios palestinos, libios o nubios cuando era necesario, y para imponer tributos. De hecho, la protección de las fronteras era el objetivo principal de estos limitados conflictos. Si el conflicto era menor, o en una zona muy concreta, los soldados eran reclutados entre los hombres de las poblaciones cercanas. Si la amenaza era mayor, entonces se reclutaba a hombres de todo el país. Y esto se hacía de manera similar a como se organizaban las expediciones a las minas o canteras, puesto que, a nivel local, la población masculina estaba organizada en una especie de milicia que actuaba como fuerza de trabajo o como soldados, según las circunstancias, y que era reclutada por los nomarcas en cada distrito administrativo (o nomos) cuando el faraón se lo pedía. Acabado el conflicto o la expedición, volvían a sus tareas. De manera similar se reclutó a los constructores de las pirámides.
    El comandante en jefe de estas fuerzas militares del Reino Antiguo recibía el nombre de “supervisor de los soldados” (general) y las tropas estaban organizadas en “batallones” de un tamaño desconocido. Los oficiales se distinguían de la tropa, seguramente, por el uso de largos bastones de mando. El encargado de organizar el ejército reclutado era un funcionario civil. 
    Libio
    No obstante, a pesar de la inexistencia de un ejército permanente, sí existiría una pequeña fuerza profesional: la guardia personal del faraón. Estaba compuesta por mercenarios libios y por un grupo algo mayor de soldados egipcios. Los oficiales de esta tropa profesional eran miembros de la corte y contaban con la plena confianza del faraón; poseían el título de “director de los empleados del gran palacio”. 
    También es posible que los nomarcas o gobernadores provinciales tuvieran una guardia personal, lo que sería aprovechado en tiempos de inestabilidad política y disgregación del poder central (Primer Periodo Intermedio) para convertirse en auténticos reyezuelos, con ejército propio.

    Armas 
    Para esta época el ejército egipcio siguió usando las armas ya conocidas en el Predinástico como arcos, hondas, jabalinas y lanzas. Pero el uso del cobre se hizo habitual a partir del III milenio a.C., sustituyendo en gran parte a la piedra, especialmente para hacer hachas, que en esta época consistían en una lámina curva con orificios para atar al mango. El empleo de espadas y dagas tuvo gran importancia ya desde el Periodo Tinita (dinastías I y II). Las primeras superaban los 40 cm de longitud, mientras que las segundas eran mucho más cortas y manejables. Podían ser de una sola pieza y estaban hechas de cobre.
    Como elemento defensivo seguían teniendo el escudo, realizado en madera y recubierto con piel de animal (y, a veces, con placas de cobre), de un tamaño variable (de 50 cm a 1,50 m). Otro elemento protector nuevo será una pieza de lino endurecida y triangular, que se colocaba sobre el faldellín protegiendo los genitales y una pieza de tejido que cubría los hombros y el pecho.

    Reino Medio (c. 2055-1650 a.C.) 
    A partir de la XII dinastía (Reino Medio) las cosas cambiarán: tras el enfrentamiento fratricida entre el linaje tebano y el heracleopolitano del Primer Periodo Intermedio, empezó a hacerse patente la necesidad de un ejército permanente, bien pagado, que defendiera los intereses de sus reyes y mantuviera a raya a los nomarcas. 
    Estaba formado exclusivamente por soldados de infantería: lanceros egipcios y arqueros nubios, como vemos en las maquetas de Meseheti. 
    Lanceros egipcios.

    Arqueros nubios. Nubia era conocida como "La tierra del arco".
    Además, se empezarán a llevar a cabo auténticas campañas militares de conquista en territorio nubio, para establecer sólidas bases comerciales e imponer tributos y guarniciones permanentes que controlaran el territorio. De modo que sabemos que a partir del Reino Medio el ejército se hizo permanente y se componía de dos cuerpos distintos: 
    1. El de los recién reclutados
    2. El de los soldados profesionales, dentro de los cuales había un cuerpo de élite conocido como “tropas de guerreros”.
    Todos ellos estaban repartidos en regimientos, de cuyo número no tenemos información. 
    A la cabeza del ejército estaba el faraón, que tomaba las decisiones sobre cómo actuar junto a su ministro de la guerra, mientras que la dirección de las tropas en combate recaía sobre el “general”. Este, a su vez, disponía de varios subordinados: el “comandante de los reclutas” y el “comandante de las fuerzas de choque”. 
    También existían unos “escribas del ejército”, encargados de la intendencia.

    Además, en esta época se crean una serie de fortificaciones al norte y al sur de la 1ª y 2ª catarata del Nilo, para controlar a los nubios, acompañadas de una serie de puestos de control de menos importancia.
    Frontera sur, hecha en el año 8, bajo la majestad del rey del Alto y del Bajo Egipto, Jakaura Senuseret III a quien se dé vida para siempre jamás; para prevenir que ningún negro pueda cruzarla, por agua o por tierra, con un barco, o rebaño de los negros; excepto un negro que venga a comerciar en Iken [fortaleza de Mirgissa] o con un mensaje. Todas las cosas buenas deben ser hechas con ellos, pero sin permitir que un barco de negros pase por Heh [¿fortaleza de Semna?], yendo corriente abajo para siempre. Estela de Senuseret III en Semna.
    Estructuralmente hablando, todas estas fortalezas siguen un patrón semejante. Se pueden distinguir dos tipos de fuertes:

    •  Los situados al norte de la 2ª catarata, emplazados en la ribera del Nilo, más grandes que los del sur.  Albergaban a grandes poblaciones en su interior (comerciantes, artesanos, familiares de los soldados, etc.)
    Fortaleza de Buhen

    • Los situados al sur de la 2ª catarata, erigidos sobre los farallones rocosos que flanquean el río.

    Fortaleza de Shalfak
    La distribución era ortogonal, con calles dispuestas en ángulos rectos y zonas destinadas a almacenaje, armerías, acuartelamientos, etc. Las murallas eran de adobe y de hasta 5 metros de espesor y hasta 10 metros de altura, con torreones, barbacanas y un foso seco para dificultar el asalto. Las condiciones de vida eran muy duras, por el calor, estar lejos de la familia y, sobre todo,  por el constante peligro de ser asaltados por los fieros guerreros nubios. No obstante, los escribas llevaban a cabo un registro minucioso, hasta de los más insignificantes acontecimientos.
    Guerrero nubio.
    Otros seis nubios llegaron a la fortaleza “Poderoso es Jakaure, el difunto” para hacer algunos intercambios según esto […] en el cuarto mes de la segunda estación, día 8. Lo que trajeron fue intercambiado. Navegaron hacia el sur el mismo día hacia el lugar de donde venían. Despacho de Semna. 
    No obstante, el ejército egipcio contaba entre sus filas a mercenarios nubios, entre los que destacan los llamados “medjais”, reclutados para llevar a cabo funciones policiales, sobre todo en el desierto, que conocían bien. Pero también en las ciudades, teniendo fama de duros. Solían ir acompañados de un babuino entrenado para perseguir a los delincuentes.
    Egipto contaba con otra línea defensiva: “los caminos de Horus”, una serie consecutiva de fortines situados en la parte oriental del Delta, que impedían el acceso no deseado de asiáticos por la línea costera. 
    En el oeste se creó una nueva línea de fortalezas, en el Wadi Natrón, para frenar a los libios.

    Arquero con carcaj
    Armas
    Tras el Primer Periodo Intermedio se introdujo el uso del bronce para fabricar armas. Las hachas van a adquirir ahora una forma de pico de pato, de influencia asiática. Los arcos, al igual que armas anteriores, se seguirán usando; las flechas se guardarán ya en carcajs que portaba el soldado y sus puntas seguirán siendo de madera endurecida al fuego, piedra o hueso, pues el bronce era demasiado costoso como para desperdiciarlo en proyectiles que podían no recuperarse. Como elementos protectores seguimos encontrando los mencionados para épocas anteriores, principalmente el escudo, con la parte superior redondeada o apuntada como vemos en las maquetas de Meseheti.
    Soldados con arco, hacha y maza. Fuente: Egiptología.com
    Pero la época más belicista y expansiva aún estaba por llegar: el Reino Nuevo. Tras la ocupación hyksa durante el Segundo Periodo Intermedio, y su posterior expulsión, los faraones van a convertirse en auténticos faraones-guerreros, alcanzando el imperio egipcio su máxima expansión en tiempos de Tutmosis III, cuando el dominio egipcio se extendió desde la 4ª catarata del Nilo hasta el río Éufrates. Comenzaba la edad de oro del antiguo Egipto...
    (aquí puedes ver la parte II sobre el ejército egipcio, en el Reino Nuevo).
    *La cronología está tomada de "Historia del antiguo Egipto", Ian Shaw.

    Bibliografía y webgrafía:
    - TARANCÓN HUARTE, Nerea."Antes de la batalla: los preparativos para la guerra en el Egipto faraónico". Antesteria, debates de Historia Antigua, Universidad complutense de Madrid. 2013, nº 12, pp. 39-50.
    - TARANCÓN HUARTE, Nerea. "Después de la batalla: el trato al enemigo en el contexto militar del Egipto faraónico". Arqueo_Uca, 2012, nº 2, pp 29-41.
    - KEMP, Barry J. 1996: El antiguo Egipto, anatomía de una civilización. Ed. Crítica. España, Barcelona
    - SHAW, Ian. (2007): Historia del antiguo Egipto. Ed. la esfera de los libros. España, Madrid.
    - WILKINSON, Toby. (2011): Auge y caída del antiguo Egipto. Ed. Debate. España, Barcelona.
    - CIMMINO, Franco. (2002): Vida cotidiana de los egipcios. Ed. Edaf. España, Madrid.
    -PARRA ORTIZ, J.M. (2003): Gentes del valle del Nilo". Ed. Complutense. España, Madrid.
    -DONADONI, Sergio (1992): El hombre egipcio. Ed. Alianza Editorial. España, Madrid.
    -MARTÍNEZ BABÓN, J. "El poderoso ejército de Tutmosis III". Historia National Geographic. 2013, nº 115, pp. 30-39
    -CASTEL, Elisa. "El armamento de los antiguos egipcios". Historia National Geographic. 2006, nº 28, pp. 15-18
    - ESTRADA LAZA, F. "El ejército de los faraones". Historia National Geographic. 2008, nº 54, pp. 32-43
    -http://www.nachoares.com/articulos/reyes-oficiales-y-soldados-descripcion-del-ejercito-egipcio/ . Consulta: 21 diciembre 2014.


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