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lunes, 2 de septiembre de 2019

El mito del Egipto negro. 1ª parte: el afrocentrismo

Una pregunta que surge a menudo es la de cómo eran físicamente los antiguos egipcios.
Con cada estreno de una nueva película o serie ambientada en el antiguo país del Nilo, no faltan las personas que protestan porque se hayan elegido actores y actrices de una determinada apariencia física. Recientemente, incluso, hubo un intento de boicot a la exposición de Tutankhamón en París, por parte de un grupo de personas que reclamaban el origen africano del faraón (!).
Pero, ¿a qué se referían con esto? Para entenderlo, debemos conocer un término surgido entre los siglos XIX y XX: el afrocentrismo, originado por autores africanos después del fin de la esclavitud en EE.UU., y la decadencia del colonialismo.
Es en dicho país, donde los ciudadanos afroamericanos habían seguido sufriendo discriminación y segregación racial a pesar de que la esclavitud se había abolido en el siglo XIX, donde se iniciará la lucha por los derechos civiles, con personajes como Martin Luther King. En la década de los sesenta aflora de nuevo la idea del afrocentrismo, con autores como Josef Ben Yochannan, Cheik Anta Diop o Leonard Jeffries, y se crean programas de estudios afroamericanos en las universidades por primera vez.
Este movimiento político del afrocentrismo pretende reivindicar el papel de las civilizaciones negras africanas en la Historia, para así empoderar a las nuevas generaciones de jóvenes de etnia negra. Sus autores defienden que el eurocentrismo, es decir, la visión tradicional de la Historia desde un punto de vista europeo (y blanco), ha infravalorado, o directamente eliminado, la verdadera aportación de las culturas africanas (esto es, negras) a la Historia mundial.
Aunque la lucha por la igualdad entre las personas sin importar su color de piel, u otras características físicas, es algo totalmente legítimo y respetable, no lo es manipular la Historia a conveniencia de las ideas políticas de cada uno. La Historia es la que es. 
Digo esto porque uno de los errores en los que cae el afrocentrismo es identificar el continente africano con una sola etnia, la negra,  por lo que comete precisamente el mismo error del que acusa al eurocentrismo, ya que obvian deliberadamente la existencia de otras etnias del norte de África, que tienen el mismo derecho a llamarse africanos. Por tanto, ¿a qué se referían en la ya mencionada exposición con que se negaba  el origen africano de Tutankhamón? Obviamente, no se puede negar que alguien nacido en un  país africano sea africano. Por tanto, lo que esas personas reclamaban era que se estaba ocultando que Tutankhamón, y por extensión todos los antiguos egipcios, eran negros. 
Nefertiti representada como mujer negra. Autor:AshleyStraker.
Además, sostienen que existe todo un complot para ocultar no solo esto, sino otros logros que el hombre blanco les ha robado, como la invención de la filosofía, y que grandes personajes de la Historia como Sócrates, Cleopatra, Jesucristo o la emperatriz Josefina han sido "blanqueados", cuando en realidad eran de etnia negra.
El autor afrocentrista Dr. Yosef Ben-Jochannan llegó a afirmar que Aristóteles había robado sus conocimientos de la biblioteca de
Alejandría, a pesar de que ni estuvo nunca en Egipto, ni la biblioteca se había creado todavía para cuando Aristóteles murió.
La emperatriz, de origen criollo, Josefina Bonaparte. Wikipedia
De las culturas originarias de África, los afrocentristas se fijan principalmente en la antigua egipcia, casi ignorando las demás, ya que una de sus reivindicaciones más polémicas es la defensa a ultranza de que la civilización del antiguo Egipto fue en realidad negra y, por tanto, una especie de patria común de todos los negros del mundo. 
Otra característica del afrocentrismo es centrarse en Egipto. Al no prestar la misma atención a otras civilizaciones, como la nubia, los afrocentristas parecen estar juzgando las culturas africanas con estándares europeos.
Mary Lefkowitz, Not out of Africa 

Uno de los principales autores que contribuyó a crear este mito del Egipto negro, del que después se apropiaría el afrocentrismo, fue el historiador y físico senegalés Cheik Anta Diop, que en su tesis (1951) argumentaba que Egipto fue una cultura negra, hasta que fue invadida por diversos pueblos (hyksos, persas, griegos, etc.). Según sus estudios, el contenido en melanina de las momias egipcias podía ser comprobado y demostraría sus teorías, aunque sus detractores argumentaron que carecía de pruebas suficientes (recordemos que la civilización egipcia comprende más de tres mil años, por lo que para que su estudio fuese válido debería analizar una ingente cantidad de momias), además de que el deterioro del tiempo y los productos usados para el proceso de momificación contaminarían las pruebas, haciendo que este test de Diop no fuese válido. 
A pesar de ello, en "The african origin of civilization: Mith or reality" (1974), Diop seguía argumentando que existían pruebas tanto arqueológicas como antropológicas que apoyaban su visión de un Egipto negro. Se basó, además, en los escritos de autores griegos como Herodoto, que analizaremos más adelante.
Martín Bernal
Otra de las polémicas afirmaciones de los afrocentristas, valiéndose de lo expuesto por Martín Bernal en su obra "Atenea negra", es que los antiguos egipcios conquistaron y colonizaron Grecia, imponiendo sus conocimientos a los antiguos griegos; así, la civilización griega habría sido el resultado de esta invasión egipcia, y toda su cultura, filosofía, dioses, etc., tendrían un origen egipcio y no griego. Como, además, defienden que la civilización egipcia estaba constituida por negros africanos, el origen mismo de la cultura occidental tendría sus raíces en el África negra. Es decir, apoyan la existencia de una cultura superior y civilizadora de etnia negra, verdadera creadora de nuestra sociedad actual, basándose en teorías difusionistas propias del siglo XIX y principios del XX, ya obsoletas. La historiografía actual se basa en la capacidad de los pueblos para desarrollar de forma autóctona su cultura (agricultura, escritura, creencias, etc.), sin prejuicios de tipo racial. Por tanto, vemos que los afrocentristas de nuevo caen en los errores que achacan a su antagonista, el eurocentrismo.
En "Civilization and barbarism", el ya mencionado Diop va aún más allá y asume que mitos y personajes mitológicos fueron reales y de procedencia egipcia (negra): 
Incluso Atenas fue fundada por una colonia de egipcios negros liderados por Cecrops.
Sin embargo, no existe ninguna prueba arqueológica ni de ningún tipo que confirme esta supuesta conquista, mucho menos si tenemos en cuenta que el tal Cecrops, por ejemplo, ¡era mitad hombre, mitad serpiente! 
Las hipótesis de Bernal y de la conquista egipcia de Grecia fueron rechazadas por el resto de académicos, como Mary Lefkowitz en “Revisión de Atenea Negra”.
Cecrops
Por tanto, al igual que la pseudociencia y la pseudoarqueología, el afrocentrismo comete errores como:
  • El uso de teorías desfasadas, como la idea racista del difusionismo, que defiende la existencia de una o varias civilizaciones superiores que enseñan a otras, claramente inferiores e incapaces de desarrollar una cultura de manera autónoma. La idea de una "cultura madre" civilizadora e intelectualmente superior ha sido desmentida por la arqueología, ya que distintas culturas han nacido de forma independiente unas de otras en diferentes partes del mundo. Por ejemplo, hasta hace pocas décadas se pensaba que gentes procedentes de Mesopotamia habrían sido los maestros de los egipcios en cuanto a la escritura. Pero las excavaciones del recientemente fallecido Günter Dreyer en el cementerio de Abydos han demostrado que la escritura surgió de manera independiente en Egipto.
  • Menosprecian a los profesionales (egiptólogos, historiadores, arqueólogos, etc.), acusándoles de conspirar para ocultar "La Verdad", es decir, que los egipcios eran negros. Afirman que hay toda una conspiración para romper las narices de las estatuas (!), que demostrarían el verdadero aspecto de los egipcios. Esto, obviamente, no tiene ningún fundamento. Por otro lado, sin embargo, no dudan en apoyarse y defender como ciertas las teorías de un determinado autor (como Bernal), aunque no cuenten con las suficientes evidencias para confirmarlas.
    "Si no fuésemos africanos, ¿por qué me quitas mi nariz?". Fuente: Pinterest
  • Al igual que la pseudociencia, usan de manera descontextualizada e interesada, cuando no directamente manipulada o erróneamente, las supuestas evidencias que demuestran sus ideas. Además, menosprecian o directamente ignoran las evidencias arqueológicas que refutarían sus creencias.
    "Los historiadores blancos hacen como que los egipcios no son negros". Fuente: Pinterest
En este ejemplo, que podemos ver en pinterest, el autor usa imágenes fuera de contexto, como el hombre de la derecha, e incluso representaciones de nubios en el arte egipcio, haciéndolos pasar como egipcios (las imágenes de la izquierda), para demostrar el color de piel de estos. 
Pero, entonces, podríamos decir de la siguiente estatua que representaba a una mujer blanca
Amenirdis
Sin embargo, se trata de la princesa y Esposa del Dios Amenirdis, que vivió durante la XXV dinastía, la cual se compuso de faraones de origen nubio, es decir, negros. Por tanto, no podemos decir que porque esta mujer fuera representada en un material blanco, en vida ella también lo fuera. De igual manera, los labios gruesos y la nariz ancha tampoco son exclusivos de las personas negras.
La actriz estadounidense Scarlett Johansson
En conclusión, para poder saber cómo sería un antiguo egipcio debemos tener varias cosas en cuenta: en primer lugar qué nos dicen las fuentes históricas (textos, arqueología, y cuando sea posible el análisis de las momias), y en segundo lugar qué era ser egipcio. Lo veremos en la segunda parte.
Las universidades deben fomentar la libre consulta y el debate, y no permitir que la clase sea usada para adoctrinamiento político. Incluso más importante es nuestra obligación de enseñar Historia, Historia que pueda ser apoyada con pruebas garantizadas.

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