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jueves, 18 de mayo de 2017

Ramsés II, el Hijo del Sol (I parte)

El origen de la dinastía ramésida
Tras los gloriosos reinados de faraones como Tutmosis III o Amenhotep III, Egipto vivió una época turbulenta a causa de la llamada herejía de Amarna, durante la cual el faraón Akhenatón intentó imponer el culto de Atón, descuidando la política interior y exterior. Esto tuvo como consecuencia que Egipto perdiera parte de sus territorios en Asia a manos de una nueva potencia, los hititas, a finales de la XVIII dinastía.
Será el faraón Horemheb quien retomará el imperialismo propio del Reino Nuevo, que continuarán sus sucesores, para recuperar lo perdido bajo el gobierno de Akhenatón, más preocupado en rendir culto a su dios desde su nueva capital, que por frenar el avance hitita. 
Aunque Horemheb comenzó la damnatio memoriae contra sus antecesores (Akhenatón, Esmenkhare, Tutankhamón y Ay, a los cuales había servido como general), probablemente tuvo que casarse con una medio hermana de la reina hereje Nefertiti, Mut Neyemet, para legitimar su ascenso al trono, ya que él no era de sangre real. Aunque la pareja real pudo tener hijas, lo cierto es que no tuvieron hijos varones, o no vivieron lo suficiente como para heredar el trono a la muerte de Horemheb. Esto llevó al rey a tomar la decisión de adoptar un sucesor, al que eligió precisamente entre la casta militar a la que él mismo había pertenecido: Pa Ramessu, su ya anciano visir. Entre los títulos de este importante personaje encontramos Jefe de los arqueros, intendente de la caballería, jefe del sello, mensajero real en el extranjero, escriba real, líder de los sacerdotes de todos los dioses o comandante del ejército del faraón.
Estatuas de Pa Ramessu como escriba, encontradas en Karnak. Fuente: Ramsés II, la verdadera historia.
Estos rimbombantes títulos probablemente le fueran concedidos por Horemheb para encumbrarle a lo más alto del gobierno, una vez que fue consciente de que no tendría un sucesor de su propia sangre.
A pesar de ser ya un anciano, Pa Ramessu contaba con algo muy importante: un hijo (el futuro Seti I) y un nieto de pocos años, el joven Ramsés, que parecían garantizar una sucesión sin problemas en el futuro.
Así, a la muerte de Horemheb en 1295 a.C., Pa Ramessu adoptó el nombre de Ramsés (I) al ascender al trono, fundando la XIX dinastía de la cronología de Manetón. Los ramésidas habían llegado al poder.
Esta familia de militares parece proceder del norte de Egipto, probablemente de la antigua capital hyksa, Avaris, donde se rindió culto a Seth durante el gobierno de estos faraones extranjeros, lo que explicaría la vinculación de los ramésidas con dicho dios; de hecho, Seti significa El de Seth.
En esta estela conservada en el Oriental Institute de Chicago se representó a varios miembros de la familia: 
Swty, que tiene el título de Jefe de tropa del Señor de las Dos Tierras, es decir, pertenece al estamento militar.
Khaemwaset, Su querido hermano (de Swty). Precisamente uno de los hijos de Ramsés II llevará este mismo nombre.
El propio Ramsés I también aparece a la derecha de su padre.
Por tanto, la tradición militar venía al menos desde el bisabuelo de Ramsés II, mientras que su hermano, Khaemwaset, llevó el título de Porta abanico en tiempos del rey Tutankhamón y Segundo de a bordo del virrey de Kush, Huy, con cuya hermana se había casado.
En resumen, el joven Ramsés procedía de una familia de gran influencia ya desde tiempos del rey niño Tutankhamón.
Árbol genealógico de los ramésidas
Ramsés, príncipe de Egipto
Tras un reinado de apenas dos años, el anciano Ramsés I falleció. Su hijo Seti, ya en la treintena, fue el elegido para sucederle, tal y como se esperaba. En el momento de ascender al trono, el nuevo faraón ya estaba casado con una dama llamada Tuya, o Mut Tuya, hija de un lugarteniente de carros de nombre Raia, y de una sacerdotisa de Amón, Ruia. Tuya es la madre del pequeño príncipe Ramsés, aunque el hecho de que no recibiera el título de Gran Esposa Real (reina) hasta el reinado de su hijo parece indicar que Seti I debió casarse con otra mujer para que desempeñara el papel de reina. Probablemente fuese una hija del propio Horemheb, quizás la misteriosa Tanedyemi, cuya tumba (QV 33) fue hallada en el Valle de las Reinas, y cuyos títulos la declaran hija y esposa de reyes.
Tanedyemi en su tumba del Valle de las Reinas
Durante su reinado, Seti I llevó a cabo una labor constructora en ciudades como Abydos, que era la ciudad sagrada de Osiris, en la sala hipóstila de Karnak en  Tebas e, incluso, en la capital de los hyksos, Avaris, donde restauró el templo de Seth; como ya hemos visto, es muy probable que su familia tuviese su origen allí.
Seti planteó su reinado como un renacimiento, intentando emular al gran faraón guerrero Tutmosis III, bajo cuyo reinado el imperio egipcio tuvo su máxima expansión. 
Es en este ambiente optimista por el renacer y el afán de recuperar la vieja gloria de Egipto en el que fue criado el joven príncipe Ramsés, que tuvo como preceptor a un hombre llamado Tiia, casado con su hermana y probablemente relacionado con Horemheb, como se deduce por la cercanía de la tumba de este matrimonio a la tumba en Saqqara de Horemheb. 
Tuya, seguida de su yerno Tiia, preceptor de Ramsés, y su hija Tia.
Seti I quiso que su hijo le acompañara desde la infancia en las campañas militares, como la que organizó en el primer año de reinado contra Asia, con el objetivo de recuperar el control de la zona y volver a recaudar de sus antiguos vasallos los impuestos destinados a los templos de los dioses. Con solo trece años Ramsés vio cómo el ejército del faraón se enfrentaba a los hititas en la batalla de Qadesh (que no debe confundirse con la protagonizada por Ramsés en su quinto año de reinado) por el control de la provincia siria de Amurru; sin embargo, los hititas no tardaron en volver a recuperarla, por lo que tendría lugar la otra famosa batalla de tiempos de Ramsés II.
Un año antes, el joven príncipe también acompañó al faraón en la campaña contra los libios, en el oeste.
Por tanto, no es de extrañar que a la tierna edad de diez años el príncipe recibiera de su padre el título honorífico de Comandante en jefe del ejército. Y tan solo cinco años después, Seti I consideró a su hijo lo suficientemente preparado como para nombrarle corregente, asociándolo a las tareas de gobierno y reafirmando su voluntad de que le sucediera a su muerte. 
Ramsés niño. Museo del Louvre. Fuente: Pinterest de Cepoat-Egipto
Cuando mi padre aparecía entre la multitud mientras yo no era más que un niño en sus brazos, decía a propósito de mi persona: ¡Haz de él un rey, que lo vea mientras esté con vida! 
Gran inscripción dedicatoria de Abydos

Egiptólogos como J.H. Breasted, sin embargo, son partidarios de la teoría sobre la existencia de un hermano mayor que Ramsés, muerto prematuramente. Esto explicaría supuestamente la insistencia de Ramsés en remarcar que fue preparado para reinar desde su nacimiento.
En un relieve del muro exterior de la sala hipóstila de Karnak donde se representó la lucha contra los libios de Seti I, algunos creen ver la figura borrada de este supuesto hijo, para esculpir encima al nuevo heredero. El nombre parece ser Mehy, pero quizás se tratase simplemente de un funcionario y no de un misterioso hermano mayor.
Sea como fuere, a los quince años Ramsés II recibió las coronas y fue mencionado desde entonces en las inscripciones con el nombre de coronación Usermaatre.

Al ser nombrado corregente, Ramsés recibió su propio harén, o Casa Jeneret, y contrajo matrimonio con dos damas de orígenes aún desconocidos, Nefertari e Isis Nofret, cuando aún eran adolescentes.
Desde ahora, el futuro rey se rodeó de un selecto grupo de amigos, algunos desde la infancia, para sus labores como corregente: Amenemipet, mensajero real a todos los países extranjeros; Ashahebsed, de origen extranjero y que sería el supervisor de las obras en Abu Simbel; Paser, que llegaría a visir durante el reinado de Ramsés, o Setaú, virrey de Nubia.
Entre las labores que el faraón Seti confió a su hijo durante los años de corregencia estuvieron las campañas para reprimir las revueltas de los sashu en Oriente Próximo y de los nubios en  la tercera catarata, o la supervisión de las obras arquitectónicas. Fue entonces cuando el príncipe entró en contacto con los artesanos del poblado de Deir el-Medina, que construían y decoraban las tumbas de los reyes y reinas. 
Bajo la dirección de Senedjem (famoso por las bellas pinturas de su tumba), estos artesanos excavaron y decoraron las sepulturas de Seti y Tuya; fue su hijo Ramsés el encargado de supervisar las escenas representadas en sus tumbas, que les servirían de guía para la otra vida. 
KV 17, tumba de Seti I. Fuente: El Mundo
Durante la corregencia, la familia de Ramsés, de apenas veinte años, fue aumentando con el nacimiento de sus primeros hijos, tanto de Nefertari (Amonherkhepsef, el primogénito y heredero, y  la princesa Meritamón), como de Isis Nofret (Bentanat, Ramsés y  el famoso Khaemwaset). 
Orgulloso de sus vástagos, el joven príncipe se hizo representar con ellos en el templo nubio de Beit el Wali, como años más tarde haría en Abu Simbel.
Pero durante el verano del año catorce o quince de reinado, el faraón Seti I pasó al reino de Osiris cuando aún no había alcanzado los cincuenta años. Ramsés comenzaba entonces su largo y próspero reinado de 66 años...
Ramsés II, acompañado de sus hijos Ramsés y Amonherkepsef (de 4 y 5 años, derecha) en Beit el Wali
Puedes continuar leyendo sobre este faraón en Ramsés II, faraón constructor

Bibliografía:
-MENU, BERNADETTE (1998): Ramsés II. Ed. Ediciones B. España, Barcelona.
-DESROCHES NOBLECOURT, C. (1998): Ramsés II, la verdadera historia. Ed. Ediciones Destino. España, Barcelona.


7 comentarios:

  1. Me ha encantado el artículo Isabel, te felicito, he aprendido muchas cosas nuevas sobre Ramses II¡¡y con muchas ganas e ilusión de leer la segunda parte!! 👍🏻😎👏🏻👏🏻👏🏻🙏🏻❤️🐪📜

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    Respuestas
    1. Gracias, Joaquín. Muy pronto publicaré la segunda parte, un saludo

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  2. ¡Muy buena entrada!
    Deseando leer la segunda parte

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  3. Quizá el tal Mehy fuera no un hermano de Ramsés II sino de Sethy I, ya que Mehy suele significar Horemheb, y quien más tuvo relación con Horemheb fue Ramsés I, que pudo poner este nombre a un hijo suyo. Podría tratarse, claro está, de cualquier otra persona, pero en tal caso sorprende tal cercanía al faraón.

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