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domingo, 14 de junio de 2015

Los enemigos de Egipto (I parte)

Buenos días, lectores. En la entrada de hoy y la próxima semana os voy a hablar de los pueblos enemigos de los antiguos egipcios a lo largo de su historia, algunos de los cuales llegaron a conseguir sentarse en el trono de Las Dos Tierras.
Prisioneros nubios
El orden frente al caos
Para los antiguos egipcios, Kemet (la tierra negra, nombre que daban a Egipto) representaba el orden, la perfección y la armonía, mientras que las tierras extranjeras estaban bajo el dominio del caos y el desorden. 
El encargado de mantener esta forma de ver el mundo era el faraón, quien tenía como función garantizar el orden universal o Maat, mediante la guerra contra los Nueve arcos, es decir, la totalidad de los pueblos extranjeros. De este modo, se evitaba que el "caos" extranjero se apoderara de Egipto, aunque no siempre tuvieron éxito, como veremos.
Sandalias de Tutankhamón con dibujos de enemigos
Pero también se podía representar simbólicamente ese sometimiento del faraón a los enemigos de Egipto, por ejemplo, mediante dibujos de estos en las suelas de las sandalias del rey (de manera que los pisoteara cada vez que caminara), o en los muros de los templos, a punto de ser ejecutados con una maza por el faraón. Esta última representación aparece desde el principio de la historia egipcia y será repetida constantemente a lo largo de 3000 años. 
Izq.: Tutmosis III sujeta a los enemigos por el cabello, a punto de ejecutarlos (Karnak). Derecha: primera representación del rey ejecutando enemigos, en  la tumba predinástica nº 100 de Hieracómpolis.
Otra manera de hacer frente al enemigo era mediante la magia, con los llamados "textos de execración", que se escribían en vasijas o en estatuillas de enemigos cautivos, que luego eran enterradas o rotas para evitar que atacaran Egipto.
Considerada en clave simbólica, la escena del rey que levanta su maza amenazando al enemigo adquiere dimensiones cósmicas. Ya no vemos en ella a seres humanos, sino a un dios que defiende la continuidad del universo ordenado contra el caos. No importa si el enemigo es libio, asiático, nubio o beduino; lo que cuenta es que el faraón lo domina, que controla las fuerzas de la destrucción. El orden, la Maat, prevalece gracias al monarca, y ésa es la idea que muestran relieves y pinturas desde el período Predinástico hasta la época romana. Mercé Gaya Montserrat, Sociedad catalana de egiptología.
Ramsés II sujetando por los cabellos a un nubio, un asiático y un libio
Los Nueve arcos
Este era el nombre que recibían los enemigos de Egipto, debido a que el arco era un arma conocida por todos ellos. Como se puede ver en la imagen de las sandalias de Tutankhamón, era común representar este número de arcos en las sandalias del faraón, o bien en la base de sus estatuas, para que el rey los pisara y simbolizara así su triunfo sobre ellos.
Base de estatua de Djoser, que pisa los nueve arcos. Las avefrías podían representar tanto a los enemigos, como al pueblo egipcio.
Los primeros enemigos que tuvieron los antiguos egipcios eran precisamente muy famosos por su habilidad con el arco: los nubios. Ya en el reinado del faraón de la I dinastía Dyer hay testimonios de incursiones egipcias en Nubia y durante el reinado del faraón Esnofru, de la IV dinastía, se habla en la Piedra de Palermo de un botín de hasta 7000 prisioneros del país de los nubios.
La zona de Nubia, situada al sur de Egipto, fue escenario de numerosas campañas militares destinadas a conquistar y someter esta tierra rica en oro. La destreza en el manejo del arco de los nubios hizo que fueran reclutados como mercenarios del ejército egipcio, e incluso llegaron a ser policías: los llamados medjai

Sin embargo, con el tiempo los prisioneros llegaron a convertirse en reyes. Cuando el poder en Egipto se debilitó durante el Tercer Periodo Intermedio (1069-664 a.C.), surgieron nuevos reinos autóctonos nubios que conservaban los dioses y costumbres llevados por los egipcios. Al no tener que hacer frente ya a las campañas militares egipcias, los nubios pudieron extender su influencia y así surgió la XXV dinastía (747-656 a.C.), formada por reyes nubios de la ciudad de Napata, en la región nubia de Kush, que llegaron a conquistar la ciudad de Tebas. Sin embargo, esta dinastía duró poco y en 656 a.C. desaparecía a manos de los asirios.
Soldado asirio (izquierda) y nubio (derecha)
Por otro lado tenemos a los libios, vecinos occidentales de Egipto. No constituían un solo pueblo, sino que se trataba de un conglomerado de diversas tribus que los egipcios dividieron en dos grupos: los tjehenu, que habitaban la zona próxima a la frontera con Egipto, y los tjemehu, que vivían en el interior del desierto. Con los libios, cuyas tribus más importantes fueron la de los libu y la de los mesheuesh, los egipcios mantendrían una pugna intermitente a lo largo de su historia por el control de los oasis del desierto occidental.
No obstante, al igual que los nubios, también los libios fueron mercenarios en el ejército egipcio, ya que eran buenos conocedores del desierto. De manera que tuvieron que enfrentarse a otros libios durante los diversos intentos de incursión que llevaron a cabo a lo largo de la historia egipcia; como los que tuvieron lugar en tiempos del faraón Merenptah o de Ramsés III. Este último dejó constancia de sus victorias contra los libios en los muros de su templo en Medinet Habu.
Pero las victorias de Ramsés III sobre los libios no pudieron impedir que los libios se fueran asentando poco a poco en Egipto, hasta el punto de llegar a fundar su propia dinastía, la XXII (945-715 a.C.), con Seshonq I. Al igual que en el caso de los nubios, de nuevo un antiguo enemigo volvía a sentarse brevemente sobre el trono de Egipto.
Prisioneros libios. Templo de Medinet Habu.
La amenaza oriental venía por parte de los asiáticos, los más peligrosos enemigos a los que se enfrentaron los egipcios. El momento de mayor enfrentamiento con los pueblos asiáticos fue en tiempos del Reino Nuevo (1550-1069 a.C.), coincidiendo con la etapa más belicista del antiguo Egipto. 
No obstante, la llegada de los hyksos (o hicsos) a Egipto se produjo con anterioridad, en tiempos del Segundo Periodo Intermedio (1650-1550 a.C.). Pero al contrario de lo que se creía hace años, no se trató de una invasión violenta por las armas, sino que se produjo de manera pacífica y progresiva, cuando diversas familias asiáticas de la zona de Siria y Palestina se fueron asentando en el Delta del Nilo. Con el tiempo este contingente llegó a ser tan numeroso y a adquirir tal poder en la zona del norte, que aprovechando la inestabilidad política del Segundo Periodo Intermedio subieron al trono (dinastías XV y XVI). 
Representación de la llegada de asiáticos a Egipto. Tumba de Khnumhotep

Este hecho supuso una gran conmoción para los antiguos egipcios, a pesar de que los nuevos gobernantes no obtuvieran el poder por las armas, ya que nunca antes en la historia de Egipto unos extranjeros se habían coronado faraones. Por ello surgirá en la ciudad de Tebas (la zona del sur no llegó a ser invadida) un levantamiento contra el invasor hikso: la dinastía XVII, cuyos gobernantes terminaron por expulsar de Egipto a los hyksos, dando comienzo con Amosis (o Ahmose) a la XVIII dinastía y el Reino Nuevo.
Investigaciones recientes están desvelando, sin embargo, que el periodo hykso no fue una época oscura, sino que se trató de un periodo en el cual se introdujeron en Egipto una serie de elementos que serían muy importantes en su futuro: el carro de guerra, el caballo, el arco compuesto o la espada jepesh, además de nuevos instrumentos musicales e incluso el uso de pendientes, entre otras cosas. También hubo contactos comerciales con los pueblos del Mediterráneo, como los minoicos de la isla griega de Creta.
Bibliografía:
-SHAW, Ian. (2007): Historia del antiguo Egipto. Ed. La esfera de los libros. España, Madrid.
-Los enemigos de Egipto. Egiptomanía. Barcelona: Planeta DeAgostini, 1997, volumen 8, pp. 1801-1803.
-CASTELLANO, Nuria. "Los faraones hicsos". Historia National Geographic, 2012, nº 95, pp. 34-41
-GAYA MONTSERRAT, Mercè. "Los enemigos de Egipto". Historia National Geographic, 2010, nº 79, pp. 30-39
-https://www.flickr.com/photos/71637794@N04/6655518569/

1 comentario:

  1. Esperamos la segunda parte, mientras sigo pensando en todo el simbolismo gráfico que acompañaba a las representaciones de dioses y faraones y que ninguna de ellas estaba ahí sin motivo alguno.

    También en lo duro que tenía que ser la vida de los guerreros egipcios ... trabajo no les faltaba.

    Gracias Isabel.

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